Capítulo 60

Honorable zopenco

Dohyun

te falta mucho, amor?

Eugene

no m animo a tocar el timbre

Hyori

me estas jodiendo que están afuera lpm

JAJAJAJAJAJA 

Dohyun

bueno aNIMATE

Y VOS BRUTO IDIOTA  @Seth BAJA DE UNA VEZ

literalmente estoy sentado en mi silla 

mi silla cON RUEDITAS* dando vueltas por todo el cuarto, 

solo para vos

Dohyun

PARK SETH

Hyori

seguis enojado porque le dieron una de esas y a vos no? 

que fea la actitud dodo :(( 

Dohyun

CALLATE PENDEJA O TE REBANO UNA TETA CON EL PELA PAPAS

Hyori

mmm teta asada que riki

No estaba con el mejor de los humores, y, honestamente, eso no era culpa de nadie. Sí, se sentía mejor luego de haber hablado con Hyori, pero después de un rato notó que, en su interior, algo seguía estando fuera de lugar. Lo cual era algo decepcionante, porque tenía sus esperanzas puestas en sentirse mejor al solucionar todo con su hermana. 

Una tensión abrumadoramente sólida se enroscaba en sus entrañas. 

En ropa interior, frente al espejo, Seth se observó unos segundos. El cabello húmedo, la mirada triste y vacía. Torció los labios en una mueca de inconformidad y apartó los ojos de su reflejo. 

Había elegido una polera blanca y pantalones formales oscuros, y se sentía un poco tonto usando esa ropa en su propia casa. De todas formas, en cuanto terminó de vestirse, apagó las luces y bajó al encuentro de las voces familiares en la planta baja. 

En cuanto lo vió, Hyori (en ropa súper casual) comenzó a reírse a carcajadas, lo cual era exagerado, pero su hermana simplemente tenía ganas de molestar (y lo sabía). No le prestó atención mientras saludaba con un gesto a Emilia. 

–Solo es Emilia– resalta la menor. –¿Podés creer que el Dorito crujiente de mierda nos haya engañado así?

–Sabés bien que no los engañé– se defendió Dohyun, apareciendo desde la cocina. 

Sin mediar palabras, dejó en las manos de Seth unos cuencos apiñados y, dentro del superior, un paño blanco lleno de palillos de metal. Volvió a la cocina. 

–Seteciento, has tu trabajo– bromeó Emilia. 

Casualmente, Hyori observaba sus uñas con desmedido interés, sin unirse a la broma. Estaba a punto de contestar algo sarcástico cuando el timbre sonó. Intercambiar miradas con su hermana menor fue suficiente para enviar el mensaje, y mientras Hyori se incorporaba con pereza, Seth distribuía los cuencos en la mesa. Estaba pensando en qué hacer con los palillos cuando abrió la puerta. 

Una brisa fría recorrió la sala entera, casi un presagio, casi como si el tiempo estuviese a punto de detenerse. Un olor familiar le eriza la piel y seca su boca. Hyori, sonriente, deja entrar quién espera fuera, en la oscuridad. 

En la entrada aterriza un alfa alto, con despeinado cabello blanco, la clase de color que no se puede comprar, y una tímida sonrisa. Su aroma a madera es fuerte pero extrañamente tranquilizador a la vez. El chico se quita los zapatos y casi tropieza en el escalón, enrojece, y con varias inclinaciones a modo de saludo le entrega con solemnidad una bolsa de dulces a Hyori, murmurando algo sobre postre y disculpas. Seth respira aliviado, sintiendo cómo la tensión en su interior comienza a disiparse. Era un torpe alfa de aura amable, no había amenaza alguna. 

Solo cuando al fin entra a la sala, caminando directo hacia Emilia con una sonrisa, es cuando Seth nota que Hyori aún no cerró la puerta. 

Un omega está calzándose las pantuflas de algodón gris de la entrada. Es alto y viste enteramente de negro, el sobretodo que acaba de quitarse estaba a punto de caersele de las manos cuando Hyori lo ataja para dejarlo en el colgador. 

–Gracias– murmura, en un tono suave y profundo que le revuelve el estómago. 

Su voz, el cabello corto, casi negro, las mejillas enrojecidas apenas por el fríos de afuera, todo contrastando con lo pálido de su piel. Seth ni siquiera necesita verle el rostro para saber que va a encontrar un bonito par de ojos grises. 

Reconocería su aroma a pergaminos en cualquier lugar.

Sus miradas se encuentran, antes de que ambos estén preparados para enfrentarse.  No hay suspenso, interrupciones oportunas, o casuales confusiones, solo una electricidad que les recorre la espalda simultáneamente. Se miran y confirman que el otro está ahí, tal y como sus sentidos se los advertían desde el primer momento. Desde hace horas.

El destino es una pequeña trampa graciosa a veces.

El omega amplía los ojos, llenos de sorpresa, y Seth realmente no lo recordaba tan perfecto. Aferrándose al paño con palillos, exhala, y sus manos, aunque firmes, tambalean mientras camina hasta adentrarse en la cocina.

Honorable zopenco

Hyori

@Seth te olvidaste de poner los palillos

faltaba el queso

Abandonaste el grupo


Comentarios

Más populares!

Index!

"Alfas" (índice)

Capítulo 4