Capítulo 57

–Hola 

Hyori está parada en la puerta de Seth, que se encuentra metido casi por completo en su armario. Su voz suena bastante tímida mientras lo observa incorporarse con unos calcetines y un jean negros en las manos, pero no por eso él quita su mirada indiferente. 

–¿Si? ¿Pasó algo?

Hyori retuerce los dedos de los pies dentro de sus medias, los pequeños dibujos de girasoles estirándose mientras se pisa disimuladamente. 

–No, pero pensé... bueno en realidad Dodo...– Se interrumpe, sus ojos llenándose de determinación. –Creo que deberíamos hablar– termina. 

Seth se para derecho y deja el pantalón doblado en dos sobre su laptop cerrada. Parece inseguro mientras evita su mirada y cruza apenas los brazos.

–Sobre qué

–Sobre la discusión del otro día– le recuerda endureciendo su voz. El alfa tuerce los labios en una mueca inconforme, pero Hyori no lo deja protestar. –No quiero pelear– aclara –solo que hablemos. Quiero saber por qué dijiste lo que dijiste y explicarte lo que yo... quiero que hablemos– termina, sin animarse a adentrarse en el cuarto. 

–Hyori, tenías razón,– admite mientras se sienta sobre su mullido cubrecamas blanco. –No tendría que haberme metido en tus asuntos.

Está siendo honesto, Hyori lo sabe. Seth clava sus ojos en la amarillenta luz del velador, cómo esta crea formas redondeadas sobre sus apuntes. 

–No,– Hyori se sienta a su lado, la cabeza gacha y las manos entrelazadas, –son mis hermanos, no debería haber insinuado... yo... 

Inspira hondamente. 

–Quiero que lo hablemos, me hace mal estar lejos. Sé que a veces parezco desinteresada pero... Estoy segura de que sabes bien que nuestro vínculo está extraño desde hace meses– se sincera. Su pecho con un peso menos. –De hecho, el de los tres. Y no quiero que se rompa. 

Seth solo asiente. Pensaba que era solo él, pero hace meses que siente cómo los vínculos se debilitaban. Era normal si, tal y cómo sospechaban, Dohyun había conocido a sus destinados. Pero claro que saberlo no aliviaba esa sensación de estar alejándose sin marcha atrás. Y si peleaban demasiado acabarían por romper lo que quedaba del vínculo, y de eso no se volvía.

–Por favor– pide Hyori, y Seth tiene los ojos llenos de lágrimas cuando la mira. 

Silencio. Ambos sentados en la cama, sus muslos pegados, sus miradas sin cruzarse. Las manos de Seth juegan con una de las medias limpias, las de Hyori se apoyaban algo temblorosas sobre sus propias piernas. 

–Lo siento– murmura. 

–¿Por qué? 

–Por decirte que me dejes en paz... por hacerte... hacerlos... sentir como que ya no los necesito. Si lo hago. 

–Yo lamento haberte hablado de mala forma– replica seth. –Y por no haberme explicado. 

–Okay... 

–Okay.

El silencio vuelve entre ambos, interrumpido apenas por la voz de Dohyun, que rapea -si a eso se le puede decir rapear- en la ducha una canción que solía sonar en la radio. Ambos sonríen. 

–Hyori...– Llama su atención. –Yo no me enojé porque pensara que nos molestaste con la emergencia y todo el asunto del hospital– explica en voz baja. 

La menor lo mira y Seth enrojece, levantando ambas manos como una barrera simbólica entre ambos –es decir, no sé si pensaste eso, quiero decir... cuando peleamos dijiste que no habías hecho nada malo, o al menos no a nosotros... por lo que creo que te referías a eso...pero- 

Hyori asiente y lo interrumpe. 

–Si lo pensé. Un poco... quiero decir... Además de los gastos médicos y el tener que correr detrás de mí y cuidarme… No quiero pelear, pero no entiendo el enojo. No les hice nada malo... yo... 

Hyori parece a punto de llorar, así que Seth niega con una sonrisa y la abraza. 

–A veces realmente quiero golpearte. Sos muy densa, hermanita.

–No seas malo.

–Ugh... A ver... A nadie en la casa le molestó lo que pasó. No fue molestia, fue preocupación. Te amamos ¿Cómo no ibas a preocuparnos? 

Con la voz algo ronca, pero negándose a llorar, Hyori se dispuso a justificarlos, pero Seth no lo permitió. 

–Llamaron del colegio y dijeron que estabas mal– empieza a explicar, –que no se qué problema tenían con el seguro, pero que no podían llamar a una ambulancia

Su sonrisa parece más una mueca de ira. 

–Por una mierda burocrática estaban- mejor lo dejamos ahí. Llamaron y dijeron que debía ir alguien a buscarte y llevarte urgente al hospital. El chico que habló parecía bastante preocupado, asustado, así que ni siquiera me puse a discutirlo, simplemente salí corriendo para allá... 

–Gracias por no discutir, supongo

–Mamá sí fue

–Qué

Seth suelta una carcajada ante su expresión.

–Le gritó a todo el mundo y casi muerde al director, así que ahora tiene prohibida la entrada al edificio 

–¿Cómo vamos a hacer con mi graduación?

–Hyori ¿en serio te preocupa eso?– pregunta, divertido. 

La expresión de la omega se relaja –no, pero sentí que tenía que decirlo.

El ambiente se relaja un poco cuando ambos ríen.

–Mi punto no es ese– aclara el mayor. –Me preocupé mucho, muchísimo, y...  

–Lo entiendo, por eso estabas enojado… 

–Hyori... no creo que puedas entenderlo–. Ella lo mira en silencio, inexpresiva, así que Seth aclara –no me mires así. Si, ya sé que fuiste vos la que sufrió todo eso físicamente pero... Agh no sé cómo explicarlo 

Tiene los ojos llenos de lágrimas mientras retuerce una de las medias entre sus manos, así que Hyori pone una mano sobre su rodilla y aprieta suavemente. 

–Como te salga– sugiere. 

Seth respira profundamente. 

–Pedí un taxi mientras corría a tu colegio y el enfermero me ayudó a llevarte hasta el auto. Recuerdo que el tipo que manejaba dijo alguna mierda sobre el tapizado y yo le gruñí.

Hyori lo observaba con el ceño fruncido. –¿El tapizado? 

–Bueno, es que.. como que goteabas sangre por todos lados– explica con un ademán. –Puse tu cabeza en mi falda, así no manchábamos todo, pero aún así... 

Seth no parece poder mirarla a los ojos mientras habla, demasiado concentrado en lo que trata de explicarle. 

–Tu sangre estaba en mis manos y pantalones, y tu lobo estaba tan... ¿atormentado?... no sé, nuestro lazo estaba débil y solo podía percibir dolor y confusión

El recuerdo de esas emociones le retuercen el estómago, pero Hyori no quiere interrumpirlo. Traga en silencio. 

–No podía dejar de tratar de encontrarle una explicación a lo que estaba pasando– completa el mayor. –En quién tenía la culpa, sobre todo. Creo que es normal, buscar culpables... Traté de ver si tenías tierra en la ropa o golpes, si era por una pelea o una caída... no entendía nada

Sus manos se entrelazan. 

–En algún momento llegué a la guardia, ni siquiera sé cómo te arrastré hasta ahí o si le pagué al taxista... El medico me hizo unas preguntas pero yo no sabía nada, me dijo que saliera y llamó a una enfermera... yo creo que lo mordí y un guardia me sacó al pasillo

–Somos una familia de salvajes murmura Hyori, haciéndolo sonreír con complicidad. 

–Y eso que no sabés lo que hizo Dohyun

–Y creo que no quiero saberlo– sentenció. 

–En fin... Ya estábamos todos cuando te sacaron en la camilla para el cuarto, así que para entonces no era el único que no entendía nada. Fue gracioso, el médico preguntó si ellas eran tus madres biológicas y se ofendendieron. Yo creo que el médico tampoco entendía nada a ese punto. 

Ambos sonríen, divertidos. 

–Entonces nos hablo de los supresores evidentemente no recetados... y debo decir que mami te insultó bastante feo,– comenta, cómplice. –Ellos hablaban pero yo solo... no podía entender cómo mierda no lo pensaste dos veces

–De hecho si lo hice,– aclara la omega, –pero fueron dos veces muy rápidas. 

Seth niega con la cabeza antes de darle un sape. 

–Me dolía ¿sabés? Me duele, en realidad... que no nos hayas pedido ayuda, que no hayas confiado en nosotros, que simplemente tomaras una decisión de mierda y por tu cuenta. 

–Bueno yo-... 

–No es por juzgarte, Hyori,– la interrumpe, –ni siquiera sé por qué lo hiciste, pero eso es lo que duele ¿no? Es decir, solíamos hablarlo todo, nos pedías ayuda cuando ibas a perforarte, o a probar suerte en algo que te gustaba, y sé que no es lo mismo pero... me refiero a que solías hablarnos de tus peleas con amigos o de tus preocupaciones... 

Sus palabras se detienen y la omega baja la mirada, empezando a entender la reacción de sus hermanos.

–Me pregunté cuándo te habías alejado, y sobre todo el por qué. Me lo pregunté y se lo pregunté a Dohyun

–No me alejé 

Ambos se quedan en silencio de nuevo. 

–Seth, no me alejé de ustedes... Quiero decir, entiendo si lo ven así, pero no es alejarme. Simplemente hay cosas que no puedo... que no sé... decir

–No entiendo 

–Hay cosas que son personales, y que no debería necesitar ayuda para resolverlas– la molestia en su voz comenzaba a hacerse notoria. 

–Pero todos necesitamos ayuda a veces, por más personales que sean las cosas... quiero decir, vos misma me lo dijiste… 

Hyori sonríe ligeramente, algo de burla cruzando por su expresión. –No quedaba de otra, te descubrí mandandote una cagada. 

–Perdón por esa vez… Soy un hermano mayor muy débil.

–Sos mi hermanos mayor y pisciano– canturrea Hyori, Seth ríe un poco y la empuja. –No sé Seth, yo…

–Vos querés hacer todo por tu cuenta– remarca Dohyun desde la puerta, con una toalla como turbante en su cabello y la bata blanca heredada de una de sus abuelas.

–Necesito demostrar que puedo resolver sola mis problemas– lo corrige ella. 

–Pero no hace falta que estés sola– vuelve a resaltar Seth.

–Excepto cuando te tiras esos pedos que…

–Dohyun.

–Pero quiero– murmura, endureciendo la expresión. –Quiero estar sola y hacer lo que… Quiero resolver mis problemas sola.

–¿Estás segura de que querés eso? 

Y entonces es cuando Hyori se quiebra. 

–No quiero molestarlos... 

Seth la abraza. 

–¿Por qué decís eso?

–Siempre estas para nosotros, nos cuidas y ayudas, ¿Por que mierda nos iba a molestar ayudarte?– la regaña Dohyun, sentado al otro lado de Hyori. Si bien trata de sonar enojado, su voz sigue siendo dulce mientras cruza un brazo por su espalda.

–Te amamos Hyori. 

La omega de repente, parece más pequeña, vulnerable. Seth la escuchá sollozar contra su hombro. 

–¿Esto tiene algo que ver con que pensabas ser un alfa?– inquiere con todo el cuidado del que es capaz. 

Hyori se encoge de hombros. 

–¿Quizás?... Quizás por eso suelo esforzarme… Tanto.– Aprieta los dientes y su voz se rompe un poco más. –Me esfuerzo para ser fuerte y confiada, por... Cuando en realidad soy solo una pequeña mierda débil. 

El enojo en su voz era perceptible, pero Seth le quitó importancia enseguida. 

–Yo pienso que sos fuerte y confiada. Mejor dicho, yo sé que sos una mierdita testaruda, fuerte y confiada–. 

Hyori ríe apenas, sorbiendo por la nariz mientras seca sus lágrimas con la punta de los dedos. 

–Se puede ser fuerte y tener momentos de debilidad, hermanita. 

–Si, pero... 

–Hyori,– la interrumpe Dohyun, apartándose para mirarla a los ojos. –Sos fuerte y confiada. Si hay algo que no sos y fingís, en mi opinión, es alguien ruda sin sentimientos. Pero eso está bien. Creo…

–Excepto cuando eso te lleva a hacerte daño– acota Seth.

–Yo... – No sabía que decir, así que permaneció en silencio.

–Todas estas cosas que mencionamos no son características únicamente de alfas. Hay alfas débiles, hay alfas inseguros, hay... hay tantos tipos de personas... 

–Lo sé– lo interrumpe Hyori, su voz cargada de reclamo. Seth se agacha frente a ella. 

–Sé que lo sabes, yo también lo sé, pero… 

–Pero eso no hace que lo crean remarca Dohyun  

–Eso… Después de todo, saber algo y creer en ese algo son cosas diferentes

–Si... supongo 

–Ahora... ¿querés contarnos lo que estuvo pasando? 

Hyori lo mira a los ojos, sus inseguridades cediendo ante la sonrisa dulce de Seth, uno de los alfas más amables que ha conocido. Dohyun le revuelve el pelo de forma cariñosa, su toque es suave y la hace sentir protegida, él no necesita ser intimidante o estúpidamente valiente para que ella sepa que los defendería con su vida. Y empieza a creer. 

–Sí. 

El timbre suena, Dohyun frunce el ceño y se aleja de ambos.

***

–Los tomé porque no soportaba el dolor– confiesa en un murmullo casi inaudible, evitando la mirada de Seth. 

Su rostro está sonrojado hasta la punta de sus orejas, lo sabe -siente el calor- pero decide ignorarlo. Está a punto de admitir por segunda vez en la semana sus sentimientos por Nova. El pensamiento casi la hace reír-

Si su yo de hace un año atrás la escuchara ahora, sin duda la golpearía hasta dejarla en coma, solo por atreverse a mirar a Black de otra forma que no sea llena de desprecio. Pero esa Hyori no iba a aparecer por la puerta gritándole. Esa Hyori, después de todo, no tenía nada que reclamar. 

Esa Hyori, después de todo, era la que se había enamorado de ella para empezar. 

–¿El dolor?– pregunta Seth cuando la nota demasiado perdida en sus pensamientos. 

–Yo... Creo que creí que había encontrado a mi pareja destinada…– explica. Sus nudillos se ponen blancos por la forma en que aprieta la tela de su vestido. –Quiero decir... En mi cabeza, sabía que no podía esperar nada de... ella. Pero, aunque no quisiera admitirlo, lo creí… adentro. Muy adentro. En ese lugar donde no sabemos lo que guardamos.

Hace una pausa, respirando hondo, apretando sus dientes, resistiéndose a llorar una vez más. Cuando logra evitar el desastre, mira a su hermano con una sonrisa triste. 

–Es como dijiste, a veces sabemos cosas con la cabeza y a veces las sabemos con todo nuestro ser ¿no?– Dos lágrimas gruesas se desprenden de sus pestañas cargadas, y se odia por ello. –Yo no lo reconocí en el momento ¿sabés?... No sé qué hubiera hecho si… Yo sé que quería creer que teníamos algo especial.

Hyori aparta la mirada y se apresura a borrar los rastros de sal con sus manos, como si con eso lograra ocultarlos, o callar la confesión que le pica en la garganta. Que no va a poder detener. 

–Creí que podía ser ella, aunque no habíamos tenido un click, aunque ella no…

Murmullos desde el piso de abajo, ninguno de los dos se molesta en prestarles atención, en intentar discernir las palabras. 

–Ella... bueno, no es su culpa ¿verdad? Me… Nosotras aclaramos hace un tiempo que no íbamos en serio... Yo sé que fueron solo ideas mías. 

El alfa toma su mano, casi obligándola a relajarla lo suficiente como para pasar sus dedos por entre los de ella y estrujarlos con su apoyo y aprecio. A través de las molestas lágrimas, Hyori las mira. Los dedos angulosos, largos y pálidos de su hermano, envolviendo los suyos, tan similares, tan huesudos.

Manos entrelazadas, un parpadeo y las recuerda más pequeñas, sucias con tierra, regordetas e inocentes. Los recuerda a ambos comparándolas para pelear sobre quién crecía más. 

–Dolía tanto– se permitió confesar, con la voz quebrada y los dientes apretados. –Seth, solo quería que parara… Yo necesitaba que dejara de doler.

La mirada de su hermano estaba llena de compasión, la podía sentir aun cuando no lo miraba, así que soltó su agarre y se ocultó, infantilmente, tras sus manos. 

–Su olor estaba en toda mi ropa– continuó. –En mi cama, en mis apuntes, en mi propia piel... y en cuanto me di cuenta, la idea de vivir día tras día así hasta que se desvaneciera el sentimiento... Vivir fingiendo que no me importaba en clases, en los trabajos, en el equipo... Solo para llegar a casa y... 

Respiró hondo, y se enfrentó a esos ojos felinos, astutos, brillantes, que habían crecido a su lado, que eran idénticos a los suyos. 

–Pero no podía dejar todo ¿entendés, verdad? No podía dejar mi equipo, mis compañeros... eso iba a ser tan obvio y humillante...  

–Iba a ser injusto– corrige Seth suavemente. 

–Al final terminé dejando todo de todas formas…– sacude la cabeza, ignorando esa línea de pensamiento. –Simplemente me aterraba... Solo quería que pare. 

Sus palabras reabren una herida en Seth, que respira hondo y la abraza. Porque él conoce algo de ese dolor, y sabe que solo vivió una pequeña porción de la tortura completa. Porque no puede imaginar lo que siente su hermana, pero le duele intentarlo. Y porque, en el fondo, sabe bien que, realmente, no sabe qué hubiese hecho en su lugar. 

Que Hyori en verdad es más fuerte que él, en más de un sentido, y había hecho eso, ¿qué hubiera hecho él en su lugar? 

–Está bien, puedo entender por qué lo hiciste– comenta, sintiéndose inútil. –Pero… No me dijiste lo del equipo– inquiere, intentando distraerla y distraerse. 

–Me sacaron, ya no tenía la velocidad y la agilidad, y como no quería ver un médico…– recuerda, avergonzada.

Seth le aprieta el abrazo. –Lamento haberme enojado... me siento realmente estúpido. 

Hyori lo imita, hundiendo el rostro en su hombro y permitiendo relajarse. –Lamento no haberles dicho... no haber pedido ayuda

Un nudo en la garganta que al fin se había desatado, así se sentían esas palabras para ella. Seth solo le acaricia la espalda en silencio. Lo saben, pero, aunque nada realmente se haya resuelto fuera de esa habitación, aunque falten tormentas que atravesar y miedos que enfrentar, y aunque lo harían solos, ambos saben que no están solos.

Después de todo, son una familia.

–¿Vas a contarle a Dodo?– Pregunta Seth, luego de unos instantes. Hyori parece pensarlo. 

–Me gustaría hacerlo, pero no creo que pueda pasar por esto otra vez en la misma semana, honestamente– dice finalmente con una pequeña risa. 

–Sabes que va a estar caminando por las paredes ¿verdad?

–¿Peor que hoy?

–No nos va a dejar en paz

Hyori ríe de su tono dramático, y la máscara de preocupación bajo la que hablaba Seth al fin se rompe, uniéndose a la risa de su hermana menor. 

–¿Podes decirle?– Pregunta tras las risas. 

–Depende– Hyori se separa del abrazo, entrecerrando los ojos, –¿Cuánto saco de esto?

–Tres patadas en el culo, eso vas a sacar 

Seth la atrapa por el cuello y le desordena el cabello con una mano. 

–No me conviene entonces… Más respeto a tu hermano mayor, cabeza de moho

–¡Vamos!– le reclama ella, empujándolo para zafarse –ibas a hacerlo de todas formas, chusma.

Sabe que es verdad, así que se ríe con ella. Ambos son un reflejo del otro, con las mejillas sonrojadas por las lágrimas, las narices rojas y congestionadas, las pestañas húmedas y el pecho más ligero tras las risas. 

–¡Mocosos! ¡Les conviene estar listos dentro de treinta minutos si no quieren que les arranque la piel de los pies!– Grita Dohyun desde el piso inferior.

–Cagamos– murmura Seth, sobre todo cuando pueden escucharlo refunfuñando camino a su habitación. Ríen de nuevo, esta vez a sus expensas. 

–Faltan dos horas para el gran evento– recuerda Seth, su voz moderadamente alta como para ser escuchado. Dohyun, como es usual, no se modera y les grita. 

–¡Me importa tres pepinos! ¡Me van a ayudar a poner la mesa si no quieren sufrir las consecuencias!

–Ya estoy sufriendo– murmura Hyori, levantándose resignada de la cama ajena. –O mejor dicho, mis oídos están sufriendo.

–¡Te escuché!

El grito los sobresalta, aunque Hyori solo rueda los ojos con hastío. Estaba por salir de la habitación cuando otro grito hace eco en las paredes, esta vez mucho más cerca. 

–¡Puedo escucharte rodar los ojos Park Hyori!

Sus pasos agitados en el pasillo interrumpen la risa, Seth corre a cerrar su puerta con llave y Hyori se esconde detrás de él, entre divertida y aterrada. 

–¡Si! ¡Mejor encierrense, cobardes!

Peligro lejos, Hyori abre la puerta. 

–Hyori– llama Seth. –Va a estar todo bien. Pase lo que pase. Me tenés siempre... Nos tenés siempre... no tenés que sufrir sola

–Lo sé. 

Y esta vez, realmente lo sabe.


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