Capítulo 36

Tenía las piernas entumecidas, las ojeras marcadas y dolor en los párpados. Su cuerpo se sentía extraño, como si acabase de dar veinte vueltas sobre sí misma para luego detenerse de repente; revuelta, mareada, inestable. Nada de eso le impedía darse cuenta de la forma en que la gente la observaba.

–Por amor a la Luna ¿ninguno de ustedes tiene una vida?– gruñó en voz suficientemente alta. –Chismosos de mierda. 

El cambio fue inmediato, algunas personas apretaron el paso, sonrojadas o visiblemente molestas, otras desviaron su vista a celulares y carteles cercanos en cuanto les miró de mala manera. 

Hyori comenzaba a cansarse de las personas que se metían en las vidas ajenas sólo para tener alguien de quién hablar. Ojos “disimulados”, voces bajas y veloces, ella entendía la atracción, entendía lo divertido de alejarse de los problemas propios para entretenerse con los ajenos, pero lentamente había empezado a cansarse. 

Además, ese día estaba con un humor horrible, así que su paciencia había disminuído de forma exagerada. Sus pastillas se habían terminado el día anterior y sabía que pronto todos los aromas y las emociones fuertes volverían a abrumarla, pero no tenía dinero para comprar otra caja. Había peleado con casi toda su familia porque no dejaban de hacerle preguntas sobre su aroma, su celo -más bien la falta de él- o el lazo familiar. Y en la cima de esa montaña de malos presagios estaba el maldito trabajo de historia nacional que tenía que presentar en veinte minutos y del que no recordaba casi nada, a pesar de haberlo terminado la noche anterior.

Cerró el casillero y solo entonces se dio cuenta que no había personas en el pasillo, lo que significaba que el timbre había sonado y ella no lo había escuchado. Estaba llegando tarde, otra vez. 

No estaba segura de poder correr, así que caminó lo más rápido que pudo hasta la biblioteca.

YOONJUN (2do año)

¿Estás segura de que querés exponer vos sola? 

ya respondí esa pregunta no?

al trabajo lo hice sola

pero podíamos hacerlo en parejas

yo tengo mi presentación lista, decimos que trabajamos juntos y expongo yo

no sería justo yoon

pero estas muy pálida

es la luz, estoy bien

pero

[...]

–Park, tu turno– Hyori bloquea el celular sin leer el resto de los mensajes de Yoonjun, que le patea la silla como reclamo. 

Se incorpora con cuidado de no mostrarse tambaleante. El profesor Toulouse estaba muy consciente de que todo el alumnado odiaba sus clases, así que tomaba cualquier gesto/palabra/respiración irregular como un insulto castigable. ¿Su castigo favorito? Buscar excusas para desaprobar a los estudiantes.

Y Hyori no necesitaba desaprobar. 

–Es el archiv-

–Adivino, dice “Park”– la interrumpe de mala gana. Hyori reprime el gesto obsceno que quiere hacerle y camina hasta el frente de la clase. 

Las luces se apagan nuevamente y el proyector la ciega un poco al brillar.

–El tema que elegí se enmarca en el siglo diecinueve de nuestra historia nacional. Considero que… Consideré importante este hito porque hasta hace pocos años seguía considerándose una de las últimas “conquistas” del proceso de civilización de los territorios del Abya Yala. 

–¿Puede decir el nombre del tema de una vez?

–La “Conquista del Desierto”, está el nombre en la primera diapositiva.

–Eligió una combinación de colores que no ayuda a la lectura, Park

Reprimiendo el enojo que la inundaba, Hyori asintió antes de continuar su exposición. 

–La Conquista del Desierto que… También fue llamada Campaña del Desierto, fue una batalla invisibilizada en los libros de historia, porque… Comúnmente conocida por ser nada más que la ampliación del territorio hacia el sur. El paso… Este paso que había sido bloqueado por la resistencia de los pueblos Avus, Dusclion, Guazú y Cultrides, instalados de forma pacífica pero con resistencias culturales. En enero de 1865…

¿Por qué había una linterna en su cara?

No es una linterna, nota tras unos segundos. La pantalla es demasiado blanca, quizás debería haber usado letras más oscuras y un fondo naranja. 

Con letras rosadas podría haber parecido un atardecer. 

Con rojo podría simbolizar la sangre de los que murieron en esa batalla.

La batalla. La Campaña. Hablaba de eso ¿verdad?

–En 1865, el consejo superior decidió que las especies Aguará no eran parte de la familia Caninae, usando de base científica el nacimiento de Faerie Min, dictaminaron que no podían recurrir a la estrategia del mestizaje para civilizarles. Por supuesto esto no… 

¿Seguía la descripción de la batalla? ¿El contexto histórico? ¿El caso Min?

Min. Ella había tenido una amiga que se llama Min Sunhee. Ella era muy amable y siempre llevaba bananas en los bolsillos. ¿Era raro llevar bananas en los bolsillos?

¿Sunhee tendría olor a plátano ahora? ¿Seguiría viva?

–Los Min fueron una de las primeras familias que… No, fueron una de las tantas familias que llegaron al continente Abya Yala…

Esa era otra pausa en su discurso, ¿la tercera? ¿la cuarta? Ella no podía precisarlo.

Impaciente, el profesor golpea la mesa con su lapicera, pero aunque quisiera hacerlo, Hyori no puede continuar. 

La sala de proyecciones sigue a oscuras mientras su sombra se cierne contra la pantalla. Intenta seguir desde donde está, su mano aún señalando algo, pero sus ojos no se enfocan en las palabras. No se enfocan en nada. 

Está mareada, y la cabeza le duele como si le fuese a estallar. 

No puede sostener el peso de su brazo, así que lo deja caer a un costado. De todas formas no recuerda de qué estaba hablando.

El silencio es agobiante en el salón. O quizás son sus oídos. No puede escuchar su propia respiración.

Algo está mal. 

–Park ¿no estudió?– pregunta el profesor, lejos, en voz demasiado baja. ¿Por qué estaba susurrando?

Estaba enojado. Ella lo sabía, lo olía en su aroma a té verde, -¿lo olía?- el enojo claro como el agua. O quizás era el filo de molestia en su voz. 

¿Y por qué ya no podía olerlo? 

Entonces, el profesor dice algo más. El volumen de su voz aumenta, frustrado, pero ella no siente más que un zumbido. Vibraciones en el aire que llegan vacías. 

–No lo puedo escuchar ¿puede repetir lo que dijo?

Sabe que habló, pero no logra escuchar sus propias palabras, solo siente el calor en su garganta y el movimiento de su boca.

Se gira para enfrentarlo pero solo llega a distinguir el brillo de sus lentes, antes de trazar las líneas de su rostro el mundo se le apaga.  

Cae al suelo sin soltar una palabra más.


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