Capítulo 28

–¡Nada está bien! Acá hay algo raro.

Deja el lápiz en la mesa y mira a Dohyun, que la señala con su dedo índice, y solo puede pensar en cómo contener la carcajada que le llenaba el pecho. 

–Por lo menos te hubieras sacado la máscara antes de bajar. 

–No me cambie de tema, señorita.

–Dohyun, tenés una mascarilla con el color y la textura de un bolo fecal. No puedo tomarte en serio.

Cuando se voltea de nuevo hacia las carpetas lo escucha rodear la mesa con pasos veloces, listo para enfrentarla. 

Dohyun era un chico que nunca se rendía hasta encontrar las respuestas que buscaba, Hyori lo sabe muy bien. Aún así, esta vez no iba a ganar nada con su actitud. 

–Hace días que no haces otra cosa más que dormir. Tenemos que arrastrarte para desayunar, volvés del colegio y a veces ni siquiera cenas, ¡te mandaron a detención por dormir en clase! 

–Es que me escapo por las noches para robar– ironiza sin levantar la mirada

–Te estuve vigilando, dormis toda la noche. No me tomes de pendejo.

–No entiendo a qué viene todo esto. 

–Quiero explicaciones– regaña, quitándole el lápiz de la mano.

–Estoy haciendo la tarea que me asignaron ¿eso es ilegal? ¿tiene relación con dormir? La respuesta a ambas preguntas es: no.

–¡Vos sola lo admitis! ¡Estás haciendo la tarea!

Hyori recupera el lápiz que estaba usando y se cruza de brazos, esperando la conclusión que su hermano insinúa. El chico no se mueve, así que levanta ambas cejas. 

–¡Vos! ¡Tarea! –remarca una vez más.

–Soy la primera en mi clase, no debería sorprenderte que haga tareas.

–Hyori, son las siete de la mañana. Es sábado… Estás haciendo la tarea un sábado a la mañana– puntualiza. –Y puedo oler que estuviste limpiando los muebles y el piso. 

–Me hacés sonar como alguien que no hace nada nunca.

Ambos saben que no implica eso, pero Hyori no piensa dar el brazo a torcer y lo mira con el ceño fruncido, Dohyun apoyandose sobre la mesa para olfatear en su dirección.

–Sin mencionar que tu olor está raro. ¿Por qué está raro? ¿Es tu celo? ¿El celo te hace esto?

–El de ella es entre el tuyo y el mío– ninguno escuchó a Seth entrar en la habitación, así que ambos se sobresaltaron. –Y vos no tuviste el tuyo

–Pendejo de mierda, me vas a dar un infarto– regaña Dohyun. 

Seth solo levanta los hombros ante el insulto y camina hasta quedar a su lado. Se friega los ojos sin parar pero apenas puede abrirlos, y no lo ayuda tener el cabello del flequillo por debajo de las cejas. 

–No pasa nada Dodo– calma Hyori con una sonrisa, intentando volver al tema para cerrarlo de una vez. –Solo estaba cansada y necesitaba dormir, pero hoy ya estoy mejor. 

Con la punta de los dedos cierra la carpeta. Puede ver en la cara de su hermano mayor que no le cree ni una palabra, pero no le importa demasiado.

–Voy a bañarme... Te vendría bien un baño a vos también– bromea mientras sube las escaleras. 

**

El agua estaba perfecta, las toallas olían a jabon de ropa y el vapor parecía haberle limpiado la nariz por completo. Se sentía renovada, casi desorientada de tan nueva. Quizás por eso no notó que Seth estaba fuera del baño, chocándolo. 

–Perdón– se disculpa. 

Él le resta importancia con un gesto, apurándose en el interior. Sin embargo, algo parece llamar su atención de repente, porque se gira a enfrentarla con los ojos bien abiertos y sin rastro del sueño que le pesaba en los párpados. 

–¿Estás bien?

–Obviamente

–Pero-

–Voy a limpiar mi cuarto– avisa innecesariamente, fingiendo que no lo escuchó objetar. Sigue caminando y, por suerte, Seth no insiste.

***

–¿Estás bien?

Era lunes por la mañana, no habían estado juntos por más de media hora y Yoonjun ya había agotado su paciencia por el resto de la semana. ¡Y solo con dos palabras! Eso debía ser un récord. 

–¿Eso es un comentario sobre mi aspecto? Grosero. 

–Es una pregunta de parte de un amigo preocupado. Tu olor está raro.

Cerró la puerta del casillero con más fuerza de la necesaria, llamando la atención de las personas a su alrededor, que voltearon a verla con el ceño fruncido. Claro que a Hyori no le interesaba lo que pudieran pensar de ella. 

–Los aromas reflejan nuestro estado de ánimo ¿No? Y me estás molestando. Sacá tus propias conclusiones. 

Comienza a caminar hacia el laboratorio, donde iban a tener la primera clase del día. Por supuesto, Yoonjun adelanta el paso hasta alcanzarla. 

–Tu olor de enojo es café intenso. Esto es… Blando y quemado.

–Como tus nalgas. Tenemos clase, bye.

Eligió el lugar más alejado de él antes de que pudiera hacerla enojar aún más.

****

–¿Terminaste el berrinche?

Con la voz cargada de sarcasmo, Yoonjun se desplomó junto a ella en su silla de siempre. Lo evitó durante el recreo, pero no era un misterio dónde el alfa había estado, el alfajor abierto en su mano lo delataba. Antes de contestar, Hyori le quitó la mitad de un mordisco. 

–Sip

–¡Hyori!

–Está por empezar la clase, shh…

Durante la clase todo fue normal. Yoonjun preguntándole cosas que debería saber, Hyori explicando entre dientes. Si bien la cabeza le molestaba, un latido intenso por encima de las orejas, una presión en los oídos, no había resultado suficiente como para cambiar su rutina o distraerla. Con respiraciones profundas y disimuladas esperó con ansias hasta el siguiente tiempo libre. 

Cuando al fin llegó el segundo recreo, el sonido del timbre la aturdió, sin embargo, antes de poder quejarse, Yoonjun ya había salido corriendo hacia la puerta.

–¡Yoon! ¿A dónde vas?

–¡Caca!

–¡Sos un asco!

–¿Es por la apuesta?– chilla Eros, pero su voz no lo alcanza. Y Hyori sabe que es mejor ni siquiera preguntarle al respecto.

Divertida, sonríe y se apura a guardar sus cosas y levantar los cuadernos de Yoonjun. La siguiente clase la tienen juntos y en otra aula, y ella realmente no es una mala amiga. 

Cuando va llegando a la puerta, una puntada en la cabeza le hace cerrar los ojos, recordándole que no debería haberse levantado tan rápido, y como ironía del destino, choca con alguien que la deja sentada en el suelo. 

–¿Estás bien?

Abre los ojos con el aroma a eucaliptos y Tate está agachado junto a ella, sus manos veloces levantando hojas que se le cayeron del montón. Detrás de él está la persona con quien se chocó, aún de pie y mirándola en silencio.

–Estoy bien. Gracias.

–Deberías mirar por donde vas, Park.

La voz de Nova le roba el aire por un momento, pero solo un momento. Procura no mirarla mientras toma lo que Tate tiende en su dirección. 

–Debería. Lo siento.

Incómoda, sigue su camino hasta el baño, sin voltear hacia ellos ni una sola vez. 

*****

–¿Trajiste mis cosas también? Al final sos una dulce vos.

Para su desagrado, Yoonjun recibe las libretas con las manos mojadas. Cuando va a seguir el camino al comedor, Hyori lo detiene. 

–¿Me guardás un lugar? Necesito ir al baño. 

–¿Vos también andas con diarreita?

Antes de poder golpearlo, él le roba el bolso y sale corriendo. 

Tenía que mejorar sus reflejos si hasta Yoonjun podía ganarle. 

–Te espero en la mesa de siempre– grita desde las escaleras. 

El baño es el mismo de siempre, todos los baños del edificio eran iguales. Escritos en las paredes, de cada color del arcoíris, las superficies heladas al tacto, aromas de extraños, desagradables o no, perceptibles en el aire aún. 

Hyori, sin embargo, no se siente como siempre. 

Cuando se asegura de cerrar la puerta y trabarla a sus espaldas, puedo soltar el aire que había estado conteniendo, y con él se va también las fuerzas que la mantenían en pie. Llegó a bajar la tapa del retrete para sentarse, dejando caer su cabeza entre las palmas de sus manos. 

Había leído la receta médica tantas veces que ya la sabía de memoria, había buscado suficiente información desde otras fuentes como para no equivocarse, sabía bien que los dolores de cabeza no eran un problema a menos que fueran extremadamente fuertes, y no lo eran.

Esto era un efecto colateral, tenía que soportarlo. 

Decidida, respira hondo hasta sentirse más estable antes de salir del cubículo. Necesita lavarse el rostro con agua fresca. 

Mientras las gotas de agua ruedan por su rostro se mira fijo al espejo y una sonrisa se le escapa. 

No importaba soportar un dolor de cabeza si con eso veía progresos. Como por ejemplo poder mirar a Nova a los ojos y sentirse menos miserable que el día anterior. 

Ya no dolía tanto. 

Quizás ella era mucho más fuerte de lo que pensaba, pero no iba a arriesgarse por una esperanza. Estaba convencida de que los supresores eran lo que más la habían ayudado para sacar a relucir esa fortaleza. 

Se seca con la camiseta y apura el paso para encontrar a Yoonjun.


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