Capítulo 23

Si sus hermanos o Emilia la habían notado rara, procuraron no demostrarlo camino al colegio. De hecho, no parecían animarse a hablarle si ella no lo hacía primero. 

No los culpaba, ese fin de semana había estado con un humor horrible. El problema -su problema- ahora era su incapacidad para abrirse respecto de lo que la atormentaba. Después de todo ¿qué podía decirles? 

“¿Se acuerdan de la chica con la que solía pelear a la salida del instituto? ¡Resulta que no la odiaba después de todo! Salimos un tiempo, o algo así, y ahora dejó de hablarme. Eso me hace sentir como una miserable de mierda. Que loco, ¿no? Igual todo está bien chill. ¿Qué tal la semana de ustedes?”

Más allá de cómo contarles todo, quizás la pregunta correcta era: ¿Qué podían hacer ellos? 

La respuesta era absolutamente nada. Porque nadie podía, más que Nova. 

Respiró hondo antes de entrar al colegio. 

Yoonjun extrañamente no estaba junto a su casillero, o al de ella, o en alguna parte del pasillo. Al llegar frente a su propio -y vacío- casillero revisó los chats, esperando encontrar una explicación. Tenía que reconocer que estaba bastante alterada, y que esa era una posibilidad más del montón, que quizás por eso no había nada más que silencio de parte de Yoonjun, que ella estaba poniendo excusas para justificar que se sentía asustada.

Y de la nada sabe que ella está ahí. Puede oler la tierra mojada antes de verla girar en el pasillo. Y casi se le escapa una sonrisa. Casi. 

Tiene ojeras y un par de chupetones bastante visibles, lo que de inmediato revive en su memoria los mensajes de la noche anterior, como todas las verdades incómodas que uno se esfuerza por ignorar. 

Nova, apestando a malta, pasa por su lado como si ella no existiera. Pero Park Hyori no era alguien cobarde. No esta en su naturaleza esconderse de las verdades que la aterran.

Cierra el casillero frente a ella y camina tranquila en su dirección.

–Black.

La alfa se detiene, apenas girando el rostro para responder.

–Park.

–Acompañame 

–Estoy algo ocupada ahora mismo– indiferente, evita sus ojos y mira la pantalla de su celular. –Quizás más tarde, pero no tengo tiem-

–¿Tengo cara de que me importe?– la corta. –No fue una sugerencia. Seguime. Ahora.

Hyori odiaba comportarse así. 

Bueno, a veces. Cuando no tenía razones para hacerlo, cuando no lo sentía, o cuando solo quería pedirlo amablemente. Pero a estas alturas ya no sabía con qué voz debía hablarle. No sabía qué parte de ellas era la mentira que habían creado juntas y qué parte era un juego solitario de ella. A estas alturas comenzaba a dudar si confiar o no confiar. Otra vez. 

Odiaba tener que tomar ese papel, pero lo iba a hacer. Porque necesitaba respuestas. Porque necesitaba asegurárselas.

Porque si era la Hyori que todos esperaban de ella, era escuchada. Lo había comprobado.

A esa Hyori -terca, abrumadora, agresiva y desafiante- nadie podía ignorarla. Nadie podía herirla. Nadie lograba vencerla, nunca dejaba que lo hicieran, no importaba el juego en cuestión. 

Esa Hyori obtendría respuestas.

Porque, era la Hyori de la foto escondida en su casillero... 

Si era la Hyori de los besos en la frente y la fruta fresca…

Si era la hyori que Nova conocía de pies a cabeza, era demasiado suave.

La alfa amplió los ojos con sorpresa, pero no volvió a contradecirla. Caminó tras ella, el sonido de sus pies dándole la razón.


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