Capítulo 19

–¿Entendés lo que es eso? ¡Si no consigo la pasta voy a perder la única oportunidad que tengo de verlas!

Yoonjun estaba caminando detrás de ella, por eso no la ve sonreír. 

–Sos un exagerado de mierda, seguro que van a volver.

–¿A este agujero de basura?

–Quien te escuche va a pensar que no te gusta mucho esta ciudad.

Cuando llegan a su casillero se detienen, Hyori quería buscar un viejo cuaderno que había guardado meses atrás.

–Soy realista, ya te dije, metieron…

–... esta ciudad al tour por error. Sí, ya me dijiste.

Rodando los ojos puso la clave y lo abrió. No tardó demasiado en encontrar la libreta, estaba exactamente donde había quedado; debajo de la caja con su cámara de fotos (a la que apartó sin mirar demasiado, con una punzada en el centro del pecho). 

Entre mover la caja y tomar la libreta lo notó. Estaban pegajosas. 

–¿Qué?

–No dije nada…

–Ya sé, no es-

Ella no recordaba dejar nada que pudiera derramarse, así que abrió bien el casillero y empezó a sacar todo lo que había. 

La basura no le sorprende, siempre tiene envoltorios vacíos de chocolates y caramelos en los bolsillos y cajones. Muchas veces se olvida de tirarlos en los cestos y terminan llenando sus espacios personales de olores dulces. Pero un envoltorio no hacía eso. 

Todo olía a naranja, pero no como Yoonjun. Era naranja sintética, de gaseosas y chupetines. 

Hyori no bebía gaseosa de naranja, no le gustaba, era imposible que ella hubiese dejado algo ahí. Y una paleta no se derretiría tanto.

–Voy a la consejería, así pido una bolsa y algo para limpiar– comenta Yoonjun, tan confundido como ella. 

–Si, eso estaría bien…

Sus pasos se alejan mientras ella revisa si las hojas están arruinadas. Podría usar la bolsa para llevarlas a su casa y lavar todo, tirar la basura en algun cesto cercano, de paso limpiaba. Aún así no entendía la situación.

Toma la caja de la cámara y la foto está ahí, manchada, arrugada y pegada con una cinta a la caja. Definitivamente donde no la había dejado.

–Park Hyori encontró un alfa. Hay que celebrar. 

La voz le suena conocida, entre las risas, pero tarda unos segundos en identificarla. Pensaba ignorar el comentario, pero sus ojos se mueven por instinto en dirección al chico. Aserrín, rizos negros, ojos extraños. 

–¿Viniste para que te rompa la nariz de nuevo?

Al contrario de lo que pensaba, la sonrisa del idiota no se borra de su cara. Se acerca unos pasos en su dirección, altivo y seguro de sí.

–¿Tu alfa te va a dejar hacer eso?

–¿”Mi alfa”?

Negando con la cabeza sigue mirando dentro de su casillero. Comenzaba a sospechar sobre quienes podrían haber husmeado en él, y aunque la idea no le gustaba -y no dejaba de preguntarse por qué ahora- no podía demostrar debilidad. 

–Hey, deberíamos haberle tirado agua de lluvia… Capaz por eso está de mal humor.

Tras las palabras de la chica escucha risas de nuevo. Una tapa de gaseosa golpea contra su cabeza. 

–Son muy necesitados de atención ustedes, huh?– Comenta en voz alta, resistiéndose a apretar sus dientes. –Si lo que dicen tuviera sentido, seguramente recibirían más at-

–O el problema es que a vos no te da la cabeza para entender– la interrumpe uno de los omegas del grupo. Otra asiente.

–Si dejaras de discutir tanto con alfas, cerraras la boca y empezaras a escucharlos más…

–¡Que no la cierre! ¡Puede usarla para algo más útil!

La omega que había hablado le da un pequeño golpe en el brazo a la alfa, casi como si se sintiera ofendida, pero de inmediato ambas empiezan a reír. 

–Son todos igual de pelotudos, ni uno se salva– Hyori se voltea al casillero, secretamente preguntándose por qué Yoonjun estaba tardando tanto en regresar. Necesitaba llevarse sus cosas y que el maldito día terminara de una vez. 

–Uy cuidado que se enojó. ¿Va a llamar a su alfa?

–Ha! Seguro que la va a defender, ¿no?

Escuchó sus pasos acercarse y procuró no voltearse. Si iniciaba una pelea con todos ellos no iba a terminar bien para ella. Es decir, era alguien fácil de enojar y todo, pero no era estúpida, no iba a ganar una pelea contra cinco personas.  

–Capaz viene y le pega en nuestro lugar.

–Nova te va a enseñar muchas cosas a vos– una mano desconocida tomó un pequeño mechón de su cabello y tiró de él. El gruñido en su garganta fue imposible de detener.

–¿Qué mierda les pasa?– Y entonces Yoonjun había llegado, justo a tiempo. –¿No pueden ganarle en un mano a mano y deciden molestarla en grupo? Muy valiente de su parte. 

Estira la bolsa en su dirección y Hyori comienza a meter las cosas con más fuerza de la necesaria.

–Tranquilo, Lee. 

–No es un ataque, ni siquiera le hicimos un rasguño– enfatiza el beta, estirando la mano para palmearle la cabeza. 

–No es nuestro problema que estés triste porque no te la pudiste quedar

–Que m-

–Capaz si se la pedís bien te la presta un rato.

Yoonjun gruñe, pero sus risas son lo suficientemente ruidosas como para ahogar el sonido. 

 –Park, Lee, ¿Necesitan otra bolsa?

El aroma a mar llega a ellos como una ola refrescante. 

Tyson Nemes es un compañero de su salón, un beta callado que siempre parece vivir en su propio mundo. Por eso quizás los sorprende al pararse junto a ellos, un brillo desafiante en sus ojos mientras mira al grupo molesto del curso C. 

Un fuerte olor a incienso quemándose en el aire casi la hace estornudar, y es cuando llega Baku, el mejor amigo de Tyson y su igual en más de un sentido. Tiene una bolsa de tela en la mano, que tiende en dirección a Hyori. 

–No te preocupes por mancharla– le advierte el alfa, casi como si leyera sus pensamientos. –Y Leto dijo que iba a buscar líquido para limpiar a la cantina. 

La mano en su cabello desaparece. Al parecer, cuatro contra cinco no era favorable para el grupo de idiotas, porque comenzaron a retirarse como habían llegado: lenta pero constantemente. 

Unos metros lejos de ellos y al parecer uno recuperó la valentía. La botella de gaseosa de naranja entre sus manos cayó en dirección a donde Hyori estaba parada, manchando sus pantalones y zapatos del asqueroso líquido sintético.

Ella da un paso en dirección al grupo, que ríe abiertamente mientras se alejan, y esta vez Yoonjun cruza un brazo frente a ella. 

–No lo vale, limpiemos ¿sí? Podemos planear algo para devolverselas

–¿Están bien?– pregunta Leto, la recién llegada, con una botella blanca entre las manos. Sus ojos vagan entre sus amigos, Hyori y Yoonjun.

–Todo está bien– murmura Hyori, tratando de ocultar su molestia. 

Nova, sin salir del baño, reconoce en su voz que no. Nada estaba bien.


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