Capítulo 17

“Nada es igual. Nada.
Sin tus ojos marrones”

—Ojos Marrones by Lasso & Sebastian Yatra

Al principio no le había importado. Estaba tan acostumbrada a pasar el rato con Hyori que simplemente olvidó cómo eran vistas.

En algún momento de las semanas anteriores habían dejado de pelear a los gritos cada vez que se veían, ya algo aburridas de la nueva rutina. Y eso, junto a los meses que llevaban sin detestarse mutuamente solo se sumaron a lo que su mente consideraba una nueva normalidad. Cuando no tenía que pretender discutir con ella, simplemente lo olvidó.

Que esa paz entre ellas para el resto solo era una bomba de tiempo. Que sus amigos iba a estar prestando atención. Que sus compañeros a veces mantenían un ojo sobre ellas. Que eran problemáticas y entretenidas. Que pretender no era una opción en su repertorio. Que no tenía opciones. Ese fue su error.

Olvidó que los demás no sabían nada de ella y de su vida, solo la imagen que ella proyectaba desde el inicio. Y la verdad absoluta en su interior, la certeza de que todo era como debía ser, no la ayudó a recordarlo. 

Y Hyori…

Ahora llegaba al colegio y se encontraba con las miradas, las palabras en pantallas que no podía ver, los rumores que no llegaba a escuchar, pero que sabía sobre ella. Se encontraba con la incomodidad de los desconocidos, la intriga en los ojos conocidos y una duda que crecía de forma alarmante en su interior. De repente alguien murmuró sobre una foto y todo tuvo sentido, se quedó congelada frente a su casillero.

Un par de alfas que solía ver en fiestas le palmearon la espalda al pasar, sobresaltándola de una forma que procuró no mostrar. 

–Al final la domaste, huh?

–No te tenía así de inteligente, Black.

–¿Yo… De qué hablamos?– la sonrisa en ellos titila por un segundo, antes de transformarse en risas estruendosas. Ella sonríe con ellos, esperando la respuesta.

–De que te buscaste una buena forma para que esa omega te deje de joder, eso.

Un par de carcajadas más y se fueron como llegaron, ruidosos y veloces -por suerte-, dejándola con más dudas que respuestas mientras rogaba que no hablasen de lo que pensaba. 

Para ser alguien siempre en el foco de atención, Nova odiaba llevarla hacia su vida privada. Las miradas, los murmullos que no querían que ella escuchara, las estúpidas conclusiones a las que llegaban, y su miedo a que hurgaran en su patético pasado eran cosas con las que no podía lidiar. 

Así que hizo lo que mejor sabía hacer en esas ocasiones, huyó.