Capítulo 4

 Llevaba horas en esa cama, simplemente mirando el techo. El sudor le cubría la piel como si usara una capa, pero no le importaba. O al menos no era lo suficientemente asqueroso como para obligarla a levantarse. 

El celo producía, generalmente, una amplitud en la sensibilidad. Las personas sentían con mayor intensidad olores, sabores y sonidos, pero además se conectaban profundamente con sus emociones y su propio “lobo”

Aunque nadie sabía qué era el lobo

La representación de sus anhelos. La falta de control. Un lado salvaje no superado en la evolución. El alma. La consciencia. Había muchísimas teorías, desde la filosofía, la psicología, la neurología, y diferentes ciencias reconocidas o no como tales. Pero, solo eran eso: Teorías. 

Lo que se sabía con certeza era que existía, que podía ser manipulado con algunas sustancias químicas, tanto sintéticas como naturales, y que, sin su presencia, alfas y omegas no lograban ser completamente ellos mismos.

Una vez que despertaba, lo cambiaba todo. 

En el celo, omegas y alfas lograban conectarse mejor consigo mismos y con sus deseos más carnales. Y Nova, en cada celo, recordaba que su cánido era un alfa tan terco como ella. 

Una alfa que no quería más que a su omega, y que de no encontrarla cerca, quería echarse en el sofá más cercano para hibernar y quejarse. 

Así que Nova tomaba un té de hierbas relajantes y se acostaba a dormir, esperando dejar de sentir la angustia caprichosa atravesándole el pecho. 

Sin embargo, esta vez sus sueños extraños estaban sobre ella, borrando el efecto del té y obligándola a estar alerta. Había algo. 

No podría definir qué era ese algo. Una incomodidad en el pecho, quizás en la mente. Una capa de sudor en sus manos nerviosas. Algo que no le permitía dejar de mover sus piernas con un ritmo aleatorio que no identificaba. La respiración irregular. El calor en el rostro. 

Escucha un par de pasos en el pórtico y ya está corriendo a la puerta de entrada, abriendo justo cuando el timbre empezaba a sonar. Café llenándole la nariz.

Sin siquiera pensarlo, Nova abrió los brazos para recibirla entre ellos. 

Hyori entierra la nariz contra su cuello, aspirando hondo mientras la aprieta en un abrazo, y así, de la nada, toda la molestia que había sentido durante el día se esfumó. Y aunque podía ponerse a pensar en la razón…

Nova afloja el abrazo sobre su cintura, solo lo suficiente como para mirarla a los ojos. 

–Hola– murmura, antes de apoyar el rostro contra su pecho. Justo sobre el latido de su corazón. 

Por primera vez en el día, el alfa de Nova dejaba de quejarse. 

Hyori la aparta un poco, estirando un brazo para cerrar la puerta, y ella no puede contener el gruñido molesto, que se le escapa entre los labios. La omega se ríe de ella, y cuando quiere enojarse, se inclina para dejarle un beso suave en la frente. 

–El gruñido más atemorizante que escuché en mi vida, no te enojes Alfa

Unas pocas palabras y el enojo se desvanece. Nova vuelve a abrazarla, tan avergonzada como vulnerable, simplemente dejándose mimar. 

Hyori sabe que está en celo, su aroma es diferente, como el de un día lluvioso después de una sequía, o polvo compactándose bajo el agua, filtrándose hasta raíces en lo profundo de una porción de tierra. Y mientras deja más besos en su rostro, observándola cerrar los ojos con una estúpida sonrisa tan conforme como adorable, una idea le llena el pecho. 

Cuando llegara el momento, ¿podría deshacerse de esa extraña necesidad? ¿Suprimir lo que comenzaba a sentir cada vez que la veía? ¿Alejarse de su aroma intacta? –Oles raro– ironizó, alejándose de ella un par de pasos. 

Nova sonríe, reconociendo la frase. –Estoy en mi celo señala. 

Le da una vuelta de llave a la puerta y camina a la cocina, deteniéndose para ponerse de puntillas y darle un beso en el puente de la nariz, 

–Falté por eso– explica, saltando para tomar el frasco de cacao sobre la alacena más alta. –Suelo pasarlo durmiendo, así que tenés suerte… o te habrías quedado afuera.

–¿Te lo pasas durmiendo? 

–Un cánido caprichoso… más sensibilidad.– Explica vagamente. –No son una buena combinación

Un poco de silencio entre ambas basta para que Nova pueda terminar de preparar dos vasos de chocolate frío. Cuando mira a Hyori parece extrañada de verla en la misma posición en que la había dejado; frente a la puerta, con la mirada perdida, su mochila aún puesta y sus calcetines altos, violetas. Los dedos de sus piés curvándose ante el frío del suelo. 

–¿Hyori?

Sus miradas se encuentran y la omega entrecierra los ojos, analizándola con curiosidad. 

–¿Mi presencia ayuda o empeora?– dispara con franqueza. –Porque no me gustaría hacerte sentir peor.

–No sé– se sincera, sonriente y misteriosa, y le entrega el vaso. –Estoy acostumbrada a sentirme molesta, triste, casi aburrida en mis celos, así que me acostumbré a pensarlos así. Y con vos acá…

–¿Qué pasa?

–¿Querés saber?

Está jugando con ella, ambas lo saben. Se sienta en el sofá a beber su chocolatada, escuchando como Hyori deja su bolso en la entrada y va hacia ella. Cuando la mira sabe que está indignada pero divertida. 

–Es evidente que quiero saber, Black

–Mhm… Siento… mucha sed… así que ahora voy a beber esto… al rato hablamos.

En silencio, Hyori da la vuelta y se sienta en la mesa de café, que es de la altura perfecta para que pueda fulminarla con la mirada mientras bebe, pero a Nova no le intimida ni un pelo. Bebe de a sorbitos, satisfecha en su juego. Al cabo de un rato, la omega se da por vencida y termina su chocolate, acostándose a mirar el techo desde la mesa. 

No pasa demasiado tiempo y Nova se incorpora. Tres pasos y está junto a su cabeza. En protesta, Hyori frunce el ceño y cierra los ojos, negándose a mirarla desde abajo mientras se regodea, pero solo escucha una risita. Ella se agacha a su lado, justo junto a su oreja. 

–Cachorros– murmura.

Esta vez Hyori gira la cabeza y encuentra su mirada. Parece confundida, pero Nova asiente, sentándose en el suelo.

–Si… lo que entendiste

–No entendí una mierda 

Su queja es justa, pero eso a Nova no le importa demasiado. 

–Cuando estoy con vos pienso en cachorros– simplifica, levantándose para dejar los vasos en la cocina. 

–Eso es raro… debería llamar a la policía–, la sigue su voz. 

Se encoge de hombros, sabiendola detrás de sus pasos. 

–Pero quién piensa en cachorros cuando está cerca de su… persona favorita en el mundo huh? 

Fingiendo que ninguna repara en la pausa incómoda, Nova se limpia las manos en los pantalones de algodón y la enfrenta. 

–Pienso que quiero que me hagas cachorros… o hacértelos– puntualiza, y se deleita en verla procesar sus palabras. 

Rosa floreciendo en sus mejillas, primero solo gotas concentradas de acuarela y luego están en toda su cara, que parece tomate mientras boquea un –Que caraj-

–¿Qué pasa? Es normal, estoy en celo… o no?

Sus orejas están rojísimas, Nova está segura que, de tocarlas, parecerían afiebradas. Hyori es adorable cuando la toman por sorpresa. 

–Es que no sé…

–Mi cabeza está llena de preguntas también, genia– la interrumpe de nuevo, solo para verla abultar los labios, frustrada. 

–Somos muy jóvenes para cachorros– le reclama.

Nova empieza a reír como desquiciada. 

Ella le decía de tener cachorros, una locura para asustarla un poco, y Hyori se cuestionaba en serio el tenerlos ¿Así era siempre entre las parejas destinadas?

–Y todavía no somos una pareja seria y estable– , le recuerda. –Eso también es importante Park, no vas a dejarme preñada y huir

Su mirada se ilumina, dejando aflorar una sonrisa suave entre sus labios. Su mano se movió con pereza, enganchando sus dedos en el elástico de los pantalones deportivos que Nova llevaba, y cuando tira de ellos, ella ni siquiera piensa en resistir el movimiento.

–Me tomaste por sorpresa, no te burles de mí– reclama. 

Sonriendo, Nova le deja un beso suave sobre los labios.


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