Capítulo 13

La luz la cegó, así que comenzó a parpadear con fuerza, una puntada de dolor recorriéndole el rostro. Hyori se removió contra su abdomen, quejándose en voz baja. Eran las cuatro de la mañana, la electricidad había regresado en la ciudad y en la casa, encendiendo a su paso cada luz. 

La tormenta parecía haber mermado su furia, reduciéndose a lluvia constante y truenos eventuales. 

Ambas se levantaron de la cama en silencio, acordando sin necesidad de hablar en apagar todas las cosas. En el comedor la pantalla del televisor estaba llena de estática y de la radio salía música suave, en la cocina el motor de la heladera -milagrosamente- ronroneaba despacio.

Hyori apagó la luz del pasillo y, de paso, la de la sala. Su rostro, en cambio, se iluminó.

–Conozco esa canción... es hermosa...– comentó con su voz ronca de recién despierta. 

Nova se volteó hacia la radio, la canción le sonaba familiar pero no podía recordar de dónde. Escuchó los pasos de Hyori a su espalda. 

Ella carraspeó de forma exagerada y teatral y Nova ya estaba sonriendo.

–Señorita Black ¿quiere hacerme el honor de concederme esta pieza?

Al voltearse la vio inclinada en una pequeña reverencia, ojos brillantes, llenos de diversión, clavados en los suyos. Tendió su mano hacia ella, pálida, elegante y delgada como toda ella misma. Nova la tomó sin pensarlo. La suya es más pequeña y morena, de palma redonda y dedos cortos sobre los que Hyori deposita un pequeño beso.

–Será un honor, mi lady.

Completamente serias y somnolientas, se balancearon por la habitación al compás de la canción.

Hyori vestía una camiseta vieja y medias blancas, Nova un vestido desgastado que usaba de pijama; sin embargo, moviéndose estoicas y altivas en la habitación vacía, perfectamente podrían haber estado en sus mejores trajes de gala. 

Cuando Hyori tropezó con su propia media la fachada se derrumbó. Sus risas llenaron el silencio al final de la canción. 

Otra canción siguió a la anterior, pero ninguna prestaba atención. Las risas se les habían evaporado, dando lugar a un silencio cómodo entre las dos. No estaban cerca y sus manos ya no se rozaban, pero mantenían la mirada en la otra con la clase de intensidad que las palabras no pueden transmitir. 

A veces resultaba aterradora la belleza de los sentimientos más inesperados.

Un rayo las hizo saltar en sus lugares mientras la luz volvía a irse. La risa de Nova llenó el silencio, y Hyori agradeció la falta de luz. 

Estaba segura de que su rostro la delataría.  

Comenzaba a enamorarse de Nova.


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