Capítulo 10

Ya había pasado una semana desde esa tarde, y aunque Nova no parecía afectada ni en lo más mínimo, Hyori no podía sacarse las palabras de sus compañeros de la cabeza. 

Se había despertado por las vibraciones en el pecho de la alfa, que intentaba reír sin hacer ruido, y pronto ella también estaba leyendo los mensajes del grupo. Habían respondido desde el mismo sofá, abrazadas pero sin mirarse. Después de unas horas Hyori había regresado a su casa. En ningún momento habían hablado al respecto. Como si nada hubiera pasado.

¿Siquiera algo lo había hecho? Para Hyori sí, aunque probablemente nunca lo admitiría en voz alta, porque ¿Ella realmente pensaba que era su omega? ¿lo había dicho solo para distraerlos? ¿para molestarla? 

Y fuera de eso… ¿Todos pensaban que esa clase de cosas eran algo más?

Aunque probablemente, la verdadera duda que la mantenía dando vueltas al asunto era otra. 

¿Ellos seguirían pensando eso si supieran que se trataba de Hyori? 

–Estás demasiado sonriente vos– acusa Yoonjun, trayendola de regreso a la vereda gris por donde caminaban. 

–Es que me había olvidado que caminaba al lado tuyo.

–Todo bien, yo también preferiría olvidarme que compito con esta tremenda facha– presume, señalandose el torso y levantando las cejas.

Hyori lo empuja y ambos ríen. 

Habían acordado reunirse en la esquina del club toda la clase, esperando entrar juntos, así que ahí estaban cuando llegaron. Luego de la última vez, Hyori no se sentía muy cómoda con la idea de ir. Pero al ver lo emocionados que parecían sus compañeros había decidido darse otra oportunidad. 

Por eso estaba ahí, vestida de negro y con el ceño fruncido, ya que las oportunidades las daba como se le antojaba (nadie habló de buena predisposición). 

–La estás pasando bien huh– se burla Nova, deteniéndose casualmente junto a ella. 

–Podría estar pasándola mejor 

La mirada no le pasa por encima de la cabeza, y la sonrisa maliciosa mucho menos, pero Nova sabe que solo puede enojarse de una forma. La ignora. 

–Como todos, ¿no? Pero ya vamos a entrar, no te preocupes.

Las Montana llegaron y la conversación murió al formarse para entrar al local.

***

El tipo la había perseguido durante un buen rato. 

Sus ojos no la abandonaban cuando estaba acompañada y lo había visto parado junto a la puerta del baño las veces que iba sola. 

En un principio había fingido que no lo notaba, sabía que lo mejor era ignorar a esa clase de personas, lo había aprendido por las malas. Sin embargo, cuando la acorraló contra un parlante y forzó su lengua en su boca, fue demasiado. 

Enojo, miedo, asco, el aroma a coco grabándose en lo profundo de sus fosas nasales. Los sentimientos la cegaron, superando su autocontrol rápidamente. Lo mordió y lo empujó, pero cuando estaba a punto de golpearlo, la guardia de turno junto a la pista la detuvo. 

Su mano como un gancho helado, tiró de ella hasta sacarla fuera de la pista, sin importarle si tropezaba o no podía mantener el ritmo. 

Una vez lejos de la gente (que miraba la escena con indiferencia) siguió adelante. La cereza del postre fue que la empujó fuera del local con suficiente fuerza como para hacerla caer de trasero en la vereda.

–¡¿Qué mierda le pasa?! yo pagué mi derecho a estar ahí– protestó, furiosa. 

–El local se reserva el derecho de ingreso y estancia– comenta, completamente indiferente, antes de voltearse para regresar al interior. 

–¿Se lo reserva para acosadores y abusadores?

–Tuviste un comportamiento agresivo, estás fuera

–¡Solo me defendí! ¿Acaso él no fue agresivo cuando me besó por la fuerza?

Esta vez, la beta se rió en su cara, visiblemente divertida con su enojo.  Lo despectivo en su mirada le hizo hervir la sangre. 

–No deberías bailar así si no te gustan estas situaciones, omega.

Podría gritarle que eso no tenía que ver. Que estaba diciendo cosas prejuiciosas y estúpidas. Podía gritarle. Y aún así, nada cambiaría la situación, lo sabía. Esa discusión había terminado cuando la beta decidió sacarla del local, y la complicidad del sistema la respaldaba. Así que Hyori se incorporó, decidiendo que lo mejor que podía hacer era irse con la cabeza en alto, aún cuando la furia que la recorría le hacía temblar las manos. 

Camina más de dos cuadras en un santiamén, y habría continuado a ese ritmo de no ser por los pasos que escuchó a sus espaldas. El olor a tierra mojada la hizo sentir extrañamente a salvo, Hyori frunció el ceño antes de girarse. Nova se detuvo a unos pasos, agitada y sudorosa. 

–Estaba en el baño, no vi lo que pasó, Tate me contó cuando regresé– explicó con rapidez. –¿Estás bien? 

–Genial, todos saben pero nadie fue capaz de intervenir– gruñe la omega. –Nadie te pidió que vieras nada, de hecho soy consciente de que no necesito un estúpido alfa que me cuide, Black. 

Hyori estaba furiosa, y la rigidez en su cuerpo no se fue ni cuando la culpa la invadió, luego de notar que acababa de atacar a la persona incorrecta. 

La alfa se alejó un paso y la observó en silencio, confundida y dolida. Y no cedería, porque tenía el orgullo grande como un camión, pero sabía que no había corrido tras ella porque fuese una omega. 

Sabía que Nova había corrido tras ella porque era Hyori

–Nova, dejame sola– exigió antes de alejarse. 

No quería herirla, le aterraba descargar su enojo con ella, pero al mismo tiempo... cerca se sentía débil y no podía evitar estar a la defensiva. Su lobo arañaba sus entrañas, rogándole regresar con la alfa, y Hyori no se permitiría aferrarse a alguien tan inconstante en su vida como Nova. Una mano se aferró con suavidad en un codo, y ella se detuvo de inmediato, sin girarse. 

–No quiero alejarme, Hyori– se giró para insultarla, pero Nova no había terminado de hablar. –A nadie debería pasarle estas cosas, menos que el resto solo observen... Y, no está mal que te mostres débil a veces ¿sabés?. 

¿Honestamente? Hyori la detestaba. 

Era más fácil lidiar con la Nova imbécil que siempre tenía un comentario estúpido que hacer. Era más fácil odiarla cuando podía ignorar abiertamente lo... la clase de persona confiable, dulce y protectora que podía ser a veces. 

–Está bien, estoy bien– cortó, liberando su brazo del agarre con un tirón limpio. –Simplemente no quiero pensar en esto, quiero dormir. Volvé a la fiesta– sugirió. 

La alfa la miró a los ojos, y la despedida no surtía efecto si no te ibas. 

Hyori estaba clavada al suelo, con el rostro caliente y el dolor en el pecho pronunciándose. Sus ojos evitaron los de la chica, fijándose en las líneas del suelo, en sus puños apretados, en las zapatillas de Nova. 

Ella tomó su mano con cuidado, casi con miedo, y tiró de ella. Antes de darse cuenta, Hyori ya se encontraba con el rostro enterrado en su camisa, apenas húmeda por el sudor, y los brazos aferrándose a su cintura. 

Porque se había asustado tanto, pero el enojo había sido su defensa. 

Porque Nova envolvió los brazos en su espalda y la apretó contra su pecho, en el medio de una calle vacía, y le hizo saber sin palabras, que estaba asustada pero no sola. 

Porque el farol de la vereda estaba roto sobre ellas, y nadie iba a verlas. Nadie iba a ver a Hyori así ¿verdad? 

Solo Nova. 

La pregunta se resumía a una: ¿Hyori se podía permitir tener miedo frente a Nova? 

Y no tuvo tiempo de pensarlo.

–Lamento lo que pasó– susurró nova, ajustando su abrazo. –Lamento mucho no haber estado cerca, hyohyo. 

Y ella simplemente se quebró. 

<<“No tenes que ser siempre fuerte” huh? >>

Esa era la primera vez que alguien le decía algo similar.


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