Trilogía Cánidos

El torneo estatal estaba más allá de lo que habían aspirado, y sin embargo ahí estaban. Era el segundo partido que jugaban, la cede estaba en su ciudad asi que no debían preocuparse por el viaje.  –Tenemos un equipo increíble, y si colaboran como corresponde, no me cabe dudas de que vayamos a ganar. El entrenador había detenido la oración con la mirada en Hyori y Sean, pero a nadie le quedaba duda de para quiénes era el mensaje. Cuando el hombre salió de los vestidores, la omega decidió acercarse al alfa. –¿Woods? –Park El chico estaba cambiándose la camiseta, pero no tardó en voltearse para enfrentar su mirada.  –No me caes bien, y yo no te caigo bien. Es bastante evidente. Pero sé que sos un buen jugador, y también que sabés que soy una buena jugadora.  –No sé si diria q- –Sean– advierte Micka, parada junto a él, sin siquiera voltearse en su dirección. El chico suspira y asiente.  –Si, lo somos. –Esforcémonos en ganar, si?– Hyori estira la mano en su dirección, proponiendo una tregua

Hyori tenía una cámara en su cajonera. Estaba al fondo del último cajón, donde tenía las cosas que no quería a la vista pero tampoco necesitaba a mano (como un costurero pequeño, el mp3 de Dohyun y un pendrive viejo de Seth).  Era una cámara a rollo de su madre, se la regaló cuando decidió comprarse una digital, muchos años atrás, y Hyori se había olvidado de su existencia.  Ese sábado a la mañana la encontró mientras limpiaba el viejo cajón. Tenía un rollo dentro y ella decidió terminarlo para luego poder revelar las fotos. Tomó una foto al bajar a la cocina, sus madres coqueteando mientras preparaban el desayuno, una de Dohyun mientras se lavaba los dientes, y una de Seth saliendo de su cama. Cuando por la tarde subió al techo de su casa para limpiar los desagües, tomó una del atardecer en la ciudad, y cuando el lunes fue al colegio, tomó una de Yoonjun posando junto a las heladeras de la cantina.  Con Nova tomó varias. Una mientras transplantaba flores en su jardín -sentada en la hi

La luz la cegó, así que comenzó a parpadear con fuerza, una puntada de dolor recorriéndole el rostro. Hyori se removió contra su abdomen, quejándose en voz baja. Eran las cuatro de la mañana, la electricidad había regresado en la ciudad y en la casa, encendiendo a su paso cada luz.  La tormenta parecía haber mermado su furia, reduciéndose a lluvia constante y truenos eventuales.  Ambas se levantaron de la cama en silencio, acordando sin necesidad de hablar en apagar todas las cosas. En el comedor la pantalla del televisor estaba llena de estática y de la radio salía música suave, en la cocina el motor de la heladera -milagrosamente- ronroneaba despacio. Hyori apagó la luz del pasillo y, de paso, la de la sala. Su rostro, en cambio, se iluminó. –Conozco esa canción... es hermosa...– comentó con su voz ronca de recién despierta.  Nova se volteó hacia la radio, la canción le sonaba familiar pero no podía recordar de dónde. Escuchó los pasos de Hyori a su espalda.  Ella carraspeó de forma

“And I've heard of a love that comes once in a lifetime” —Dandelions by Ruth B. “Tap” “Tap” Hyori levantó la vista de la pantalla. Había escuchado la primera vez, pero podía ser cualquier cosa. Una rama quebrándose, una hoja seca cayendo con más fuerza de la normal, el granizo anunciado empezando a caer. Esperó por la tercera.  “Tap” Y se levantó de la cama.  Nova estaba en la vereda, una bolsa en su mano izquierda, algo pequeño en su mano derecha. Lo lanzó a la altura de su rostro.   –Basta!– gesticula en silencio. La alfa solo sonríe, justo antes de lanzar otra de esas pequeñas cosas.  Hyori le muestra el dedo medio antes de cerrar las cortinas. Black Nova deja de tirar cosas! ni siquiera sé qué mierda haces acá Yo también te extrañé 🙁 tengo chismesito jugoso 🙂 y a mi qué? además está mi familia, que excusa pongo para meterte a mi cuarto? puedo subir por la ventana seguro que podés, spiderman me tenés poca fé huh? Hyori abre la ventana, mirada burlona y sonrisa desafiante, no n