Capítulo 62

📣 ÚLTIMO AÑO

@Hyori APARECEEEEEE

Haru

por qué no le escribís en el chat privado?

porque no me contesta

Carolina

admito que es divertido verte buscarla jsjsjs

Onyeka

Sobre todo si la otra opción es vigilar que el pelotudo de Tate no se ahogue en su propio vómito, no?

Carolina

obvio

SABES A DONDE ESTÁ?

ESCUPILO

Carolina

Hey! está bien que a veces es un idiota

pero no lo voy a escupir por eso!!

QUE ME DIGAS DONDE ESTÁ HYORI

rodeado de pelotudas estoy

Carolina

😥😥😥

Onyeka

la vi en uno de esos sillones que usan para chapar

el que está cerca del baño junto a la barra

Haru

mirala a la traviesa grr


Yoonjun realmente quería irse del lugar.

–¡No podés enojarte así!– la voz de Eros estaba cargada de reproche, pero no es como si eso fuera a ablandarlo. Continuó caminando.

–Si puedo.

Con una mano en su hombro lo detuvo, obligándolo a voltearse. –Te estás yendo enojado como si hubiese pasado algo malo, cuando no fue así. ¡Estás exagerando!

–No intentes voltear la tortilla– gruño en un murmullo. 

Estaba apretando su mandíbula con tanta fuerza que no podría decir nada más sin gritarle. Sacudiendo la mano ajena, se deshizo del agarre y trató de volver a su objetivo. 

Buscar a Hyori y salir de ese club.

–Creí que eramos amigos, Lee.

No necesitó detenerlo otra vez, Yoonjun ya estaba a un pulgar de su rostro. Furioso como nunca, su enojo sorprendiéndolos a ambos.

–Yo también creí que eramos amigos, o por qué te pensas que sigo hablando con vos aunque seas un imbécil.

Sus palabras esta vez parecieron permear la mascara de ignorancia inocente ajena, y eso lo hizo sentir algo mejor.

–Perfecto, te sumo a la lista de personas que me dicen así, entonces.

–Y nunca te preguntaste por qué te lo dicen? O mejor dicho– una sonrisa herida en su boca –¿Siquiera escuchas cuando te dicen el por qué?

–No tienen sentido del humor– responde tras unos segundos, evadiendo su mirada.

–Supongo que yo tampoco

–Solo fue una broma… no entiendo…

–Esto no fue una broma, fue una apuesta de mierda

–Es lo mismo, fue para reirnos un poco

–¿Para reírse de mi?

–Bueno.. es que… no..

El dolor se esfuma del rostro de Yoonjun, pero esa no es una buena señal. 

–¿’No’ qué?– pregunta, con más calma de la que había mostrado en toda la noche. Con menos energía que segundos atrás. –Con el tiempo se vuelve agotador ¿sabés? Esto de intentar defenderte, aunque no dejes de decir estupideces. Tratar de justificar que seas un ignorante de mierda y eso.

–No te pedí que me defiendas

–Y yo no te pedí que te cagues de risa de mi con tus amigotes, pero eso no te impidió hacerlo– lo corta. –Así como se ríen de Akane, y de Hyori, y de Carolina, y de Hannah... ¿Y te preguntas por qué te dicen imbécil?

–Pensaba que no eras como ellas

–¿Cual era la diferencia?– la pregunta se pierde en el aire viciado que los rodea. Yoonjun clava un dedo delgado en el pequeño espacio sobre el primer botón cerrado de su camisa. –¿Que no puedo romperte la nariz de una trompada? ¿No cuando sé que va a dolerme a mi también?

–Qu-

–Lo que me diferencia de ellas es que no puedo sacarte de mi vida tan fácil, aún cuando me encantaría hacerlo– su voz se quiebra un poco, pero no va a romper el contacto visual que mantienen al remarcar sus palabras. –Y te juro que me encantaría.

El dolor le llenó el pecho, pero no era su dolor, así que estaba bien por esa noche.

Esta vez, al alejarse, Eros no lo persiguio.

Como última esperanza, atravesó la pista, buscando en el lugar que habían visto a su mejor amiga por ultima vez. Hyori llevaba un vestido blanco, ajustado y con mangas amplias de caída suave. Era un farol bajo la luz ultravioleta, así que no tardó demasiado en encontrarla. 

Estaba completamente sentada sobre alguien. 

Le daba la espalda, pero no había que ser un genio para darse cuenta que se estaban besando. Y con ganas. De la otra persona solo veía sus manos, morenas, aferradas a la tela del vestido ajeno, y sus piernas, sosteniendo el peso de su amiga. Quizás eso era lo más extraño de todo. Porque sí, Hyori se liaba con quien se le antojaba la regalada gana, pero no era alguien acostumbrado a pretender. 

No iba a pretender sentir deseo si no lo hacía, pero mucho menos iba a pretender que la otra persona le importaba demasiado. Y un ligue de una noche solía conllevar esa clase de desapego.

Hyori sostenía a la otra chica por las mejillas, acunandole la cara mientras se besaban. Sus gestos tan relajados como naturales, llenos de tranquilidad. Y la otra chica la abrazaba por la cintura contra su cuerpo. No la apretaba, o hundía sus dedos con lujuria, o nada que se le parezca. Simplemente la sostenía cerca de ella.

Quizás por eso Yoonjun se sintió lo suficientemente incómodo como para irse sin más. Le escribiría cuando llegara a su casa.


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