Capítulo 61

A las 4 de la mañana estaban en un club.

La celebración del equipo de voley se había cancelado por una pelea, y aunque al principio estaban bien en la casa de Eros, en algún momento de la noche alguien sugirió salir de fiesta. 

Entraron al primer lugar que no les cobraba entradas. Las paredes lucían desgastadas, el techo lleno de luces diseñadas para marear, mientras el suelo vibraba con la música de los parlantes gigantescos que rodeaban la pista. La mayoría de las personas eran mayores que ellos, o chicos de otras escuelas con expresiones igual de incomodas. Se decía que las primeras veces en clubes eran difíciles para los lobos jóvenes (rodearse de olores ajenos era especialmente estresante) pero Nova no estaba preparada para sentirse así.

Era como si hubiesen prendido fuego sus sentidos. Los perfumes y los aromas individuales se mezclaban de una forma desconocida para ella; sin armonía ni un poco de calma. Eran un montón de desconocidos con casi nada en común mas que vivir en la misma ciudad, lo que hacía del club un caldero burbujeando amenazante, como si estuviera a punto de explotar y cubrirlos de ampollas. 

Y, al menos en su caso, no ayudaba para nada las miradas que le daban a Hyori.

Era la única omega en un grupo de alfas y betas, y al parecer eso la hacía sobresalir en el peor de los sentidos. Los pocos murmullos que llegaban a sus oídos la hacían apretar los dientes de la furia. 

–Hey bonita, ¿no querés venir con nosotros un rato?

Una voz la hizo voltear hacia la omega. 

Hyori tenía el ceño fruncido y un vaso con gaseosa entre sus dedos temblorosos, estaba algo encorvada, como si quisiera esonderse, aunque el vestido blanco y las luces negras no la ayudaban. –¿Disculpe?

La alfa debía tener por lo menos treinta años, de dulce olor a madreselva y ojos redondeados, verdes y astutos. No se avergonzaba de recorrerle el cuerpo con la mirada. Una pequeña señal hacia sus espaldas, señalando un grupo de alfas evidentemente atentos a la respuesta que recibiría. –¿No querés venir con nosotros? Podes tomar lo que quieras

–No… gracias.. estoy con mis amigos.

–Vamos– sugiere la mujer, enganchando un brazo en su cintura para acercarla a su cuerpo. –Podemos pagarte más de lo que ellos te hayan ofrecido.

–No gastamos mucho, solo compramos gaseosas– se apresura a responder, zafándose de su agarre. La mujer ríe, como si la sugerencia le divirtiera. 

–Me refiero a cuando salgan de acá.

–No entiendo.

–Una omega sola, sin marca, rodeada de alfas…– comenta, una sonrisa divertida en su rostro. –Son niños, apuesto a que no te van a pagar mucho por tus servicios, linda

Ella amplió los ojos al entender su insinuación, pero, aunque parecía bastante enojada, Hyori se estaba conteniendo. Era comprensible, la entendía, no podía iniciar una pelea en un lugar así, era peligroso para todos. De todas formas, saberlo no hacía que la situación fuera sostenible.

Otro brazo la atrapó por la cadera. 

–Amor, estás bien? 

Yoonjun parecía completamente natural en ese lugar. Parado abrazándola como si fueran pareja desde siempre. Los hombros de Hyori se relajaron un poco a su lado antes de abrazarlo ella también.

–Si,– volvió su mirada hacia la alfa, que repentinamente lucía algo inconforme. –Disculpe, ¿qué me decía? No pude escucharla bien por la música.

–Nada.

Y se volteó hacia sus colegas.

Yoonjun y Hyori no se soltaron, uniendo sus frentes para hablarse en murmullos. 

¿El lobo de Nova? Bien, gracias. 

No era nada de que preocuparse, pero si sus sentidos antes estaban quemándose, ahora estaban hecho de magma. "Mía" era lo único que repetía, como un eco llenándole los espacios bajo la piel. Primero con la actitud desagradable de ese grupo de… personas, y ahora con las manos de Yoonjun, protectoras sobre los hombros de Hyori. Era una mierda, sí, pero una difícil de ignorar. Sobre todo porque no recordaba haber escuchado a su lobo con tanta claridad antes. Aún así, no podría jurar que era la primera vez, no tenía certezas sobre nada, solo se sentía cargada de enojo y frustración. Tanto que apenas podía controlar sus expresiones. 

Y, no, Hyori no era suya. 

¿Siquiera ella quería que fuese “suya" de alguna manera? 

La pregunta quedó flotando en su mente, aunque no tuvo tiempo de responderla. Ya estaba abriéndose camino hacia ella.


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