Capítulo 56

–Apurate, Black.

Su tono es crudo y amargo al romper el silencio del vestidor. Nova responde con la misma frialdad. 

–Deberías meterte en tus propios asuntos, Park.

La mayoría de sus compañeros ya habían abandonado el vestidor, todos callados como solo los nervios pueden silenciar almas jovenes. Hyori sale, su aroma se pierde detrás de la puerta cerrada. Yoonjun la sigue. Un poco después se va Boyko, y Nova queda sola en el lugar. 

Toma las zapatillas, limpias y algo desgastadas, y se las pone lo más rápido que puede. La puerta se abre de nuevo. –Ya voy– se queja, –sé que me atrasé señor Sinso pero ya estoy saliendo p-

Un par de brazos que se envuelven en su cintura y la aprietan con fuerza. El vestuario es un lío de olores residuales y nerviosos, pero solo puede sentir el café. Los labios de Hyori se apoyan en su espalda desnuda por un momento, puede escucharla aspirar hondo contra su piel. Deja caer su cabeza hacia atrás, solo un poco, cerrando los ojos. 

Son segundos de silencio entre ambas, pero se sienten como una pequeña eternidad. 

Nova también respira hondo, metiendo café hasta en sus alveolos más solitarios.

–Suerte– desea en voz baja. Su aliento erizandole la piel. 

El abrazo desaparece, así que Nova rueda los ojos y se gira, alcanzando a tomarla por el brazo antes de que se aleje corriendo. No es la única que trata de huir de ellas. 

Tira de su cuerpo y le da un beso en la frente.

–Suerte– le responde.

***

Su mente vuelve a Hyori todo el tiempo mientras trota, encesta, falla o acierta. Le toma bastante de su fuerza de voluntad obligarse a focalizar su mente en el partido, aunque claro que ya es un poco tarde, porque quedan pocos minutos para que acabe y, como en una típica película yankee, están perdiendo por un punto. 

Los locales festejan y, la verdad, no hay mucha gente de su parte en las gradas. No hay nadie de su parte, más que el entrenador y la profesora, que les sonríen con esperanza, nervios. Cada paso de su equipo es un abucheo. Los ánimos están tensos y el enojo, latente, como si en cualquier momento fuese a desatarse una batalla. De alguna forma, sus compañeros parecen estar esperando que ella o Hyori comiencen una pelea, mirándolas como bombas de tiempo.

Nova mantiene la mirada inexpresiva, pero realmente le pesa la culpa, porque es la capitana ese día. Se siente una maldita irresponsable.

El balón esta cerca de la canasta de su equipo, en manos enemigas, todos bajo el domo parecen contener la respiración mientras un beta altísimo lanza el balón. No tiene tiempo de correr hacia allá. No tiene tiempo de hacer nada. Pero entonces...

De un salto, alguien con los colores de su equipo interrumpe el vuelo del balón y lo desvía con una cachetada, y luego Hyori está corriendo. Tiene el rostro sonrojado y una sonrisa arrogante, una de sus manos desvía la pelota que robó antes de que abandone la cancha.  

Casi nadie parece reaccionar a tiempo, pero ella ya está corriendo a toda velocidad, pasando por su lado. Un omega del otro equipo parece despertar de la sorpresa, pero cuando va a seguirla Nova se encarga de bloquearle el camino, retrasándolo lo suficiente. Con sus movimientos bruscos despiertan al resto, pero al igual que cuando jugaron aquel partido amistoso, Hyori evita a cada persona que se cruza en su camino. La gracia en sus movimientos es eclipsante. No esta exactamente cerca del aro cuando se quedan sin segundos, así que no lo medita. 

Salta y lanza. 

Con la velocidad y la cinética acumuladas en su cuerpo, el impulso la deja rodando por el suelo antes de saber que se había caído. El balón, sin embargo, entro limpio en la canasta. Un triple y la pelota rebota por el suelo al ritmo de la alarma, que marca el final del partido. 

El grupo está casi sin palabras, así que comienzan a gritar cosas inentendibles, corriendo hacia la omega, que sigue sentada en el suelo, observando el balón alejarse rodando. Tiene una expresión incrédula plasmada en el rostro acalorado, y la arrogancia de segundos atrás ahora es solo confusión, ilusión, un poco de miedo. Sus ojos están llenos de luz.

Se ve… simplemente preciosa... y feliz.

Micka, sentada en el banco de suplentes a un costado, se mete a la cancha y es la primera en llegar a su lado. Tira de su brazo hasta que Hyori está sobre sus pies y luego la abraza por la cintura, levantándola en el aire para girar con ella. A Hyori se le escapa una carcajada de alegría, tan genuinamente eufórica que Nova siente que se le aprieta el pecho. 

Juan llega junto a ellas, sudada y agitada por el partido, y se suma al abrazo, desordenandole el cabello con una sonrisa. Detrás de ella, Yoonjun se abre camino, empujando sin cuidado al alfa para aferrarse al cuerpo de Hyori. La acuna contra su pecho con fuerza y Nova puede escuchar cuando le pregunta si está bien de la caída, si le duele algo. 

Boyko, Eros, Akane, el entrenador y la profesora, todos se acercan al grupo de festejo. Yoonjun ha levantado a Hyori en su espalda, dando saltos a medias, cuidando no soltarla, y el resto los alienta. Ella, en el ojo de la tormenta, solo se ríe.

Nova es una simple espectadora. Nadie nota su ausencia y eso, extrañamente, no le molesta. Sabe que no es su momento, sabe que su lugar está ahí, mirando. 

Se queda, entonces, de pie en un costado de la cancha, sobre el brillante suelo de madera. Mirando, casi sin aliento pero feliz. Por dentro, su lobo se queja, y ella no puede entender exactamente el por qué.

De la nada, los ojos de Hyori se encuentran con los suyos. Su lobo se calla un poco mientras la omega le devuelve la sonrisa, que Nova no sabía que estaba regalándole. Aprieta un poco su agarre en los hombros de Yoonjun, sus piernas se enroscan en torno al cuerpo del alfa inquieto, pero sus ojos se cierran de forma adorable mientras le sonríe solo a Nova. 

Lo sabe, y el corazón se le acelera.

El equipo nota que las personas comienzan a salir del lugar entre conversaciones que no les importan y miradas molestas, así que el profesor se encarga de recobrar la compostura y palmear en el aire para llamar su atención. 

Van a comer algo y descansar un rato, pero les acreditarán el trofeo, los diplomas de reconocimiento y el premio en efectivo por la tarde, así que vuelven al pequeño y destartalado motel donde se alojarán por esas horas. Solo han podido pagar dos habitaciones grandes, así que toman turnos para una ducha rápida y se entretienen conversando con tranquilidad. 

El buen humor puede percibirse en todos.

Los bolsos cerrados, sueltos por doquier, las risas mientras comen algunos sándwiches con gaseosa, los olores que se mezclan porque se conocen, familiares. Nova ha estado demasiado callada, pero nadie parece alarmado por ello, sus ojos se desvían demasiado seguido hacia donde Hyori habla con el resto, encontrándose con fugaces miradas cómplices.

Sin palabra alguna lo han arreglado ¿verdad? Esa pequeña deuda en el pecho, que las ahogaba en discusiones eternas sobre el pasado.

Por primera vez, Hyori disfruta triunfando en algo que ama, sin miedo a fracasar. Por primera vez, parece relajada entre los demás, mucho más ella misma de lo que hubiese imaginado meses atrás. Por primera vez, Nova pudo fracasar en ser la mejor y respirar hondo, porque no necesita serlo. 

Porque, quizás, le alivia un poco el ego tener, sólo para ella, las sonrisas cómplices que anhelaba en silencio.

Quizás Nova no estaba en su mejor momento, quizás Hyori se sentía mejor de lo habitual, quizás las cosas pasan porque deben pasar. Como siempre. Pero, por dentro, lo saben. 

El fracaso no sería tan ligero. La victoria no sería tan dulce. La calma no sería tan ideal. Nada sería tan perfecto como es en ese momento, de no ser por la mirada que encuentran al otro lado del cuarto.


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