Capítulo 51

Se había propuesto dejar de reaccionar así a su alrededor. 

Hyori era solo una cara bonita, nada más. Y lo que había pasado entre ellas fue culpa de su celo (de su falta de control sobre su alfa, y el cambio en su aroma que la volvió irresistible).

Pero, fuera de su celo, Hyori solo era una cara bonita. Alguien que quizás le había gustado hace un tiempo. Nada más.

¿Por qué quería besarla?

–¿Entonces te expulsaron por eso?– pregunta, con el ceño fruncido.

–Sup

–Que imbéciles.

Puede oler en su aroma la molestia, la empatía, y un toque de amargura, pero eso solo logra incomodarla aún más. Hyori estaba escuchándola (y sin burlarse de por medio) pero ella solo pensaba en besarla.

Era la primera vez, que recordara, que se sentaban a hablar con calma de algo. Parecía surreal, ambas apoyadas contra el sofá, bebiendo los restos de café y conversando del pasado como si fuesen amigas.

Sólo notó que estaban demasiado cerca cuando fue fácil notar el cambio de color en sus mejillas. 

Un vistazo a sus labios, una sonrisa tímida en respuesta y eso era todo.

La mano delgada de Hyori le acunó la mejilla mientras se besaban, pero eso era lo único suave entre las dos. Se besaban como si quisieran comerse mutuamente. Como si fuesen fruta en la hambruna.

Las tazas vacías quedaron en el suelo mientras Nova se sentaba sobre su falda, con el tacto torpe y helado erizandole la espalda, bajo la ropa, mientras ella intentaba quitarle la camiseta. 

La piel de Hyori era como tocar algodón (igual de pálida, igual de suave), pero no era lo que más le gustaba de ella; eso era la forma en que se relajaba cuando estaban juntas. Había algo especial en cómo su cuerpo se ablandaba cuando se abrazaban, en la calidez con la que se dejaba apretar entre sus brazos y la curva de su espalda si le permitía besarle el cuello.

Encajaban de formas en las que Nova no imaginaba posibles, sus aromas fundiéndose cuando estaban en la misma habitación, sus miradas separándose solo para apreciarse mutuamente, entre sonrisas y suspiros.

Quizás por estas cosas cada vez tenía más miedo de lo que sea que había entre ellas dos.