Capítulo 42

Despertó justo antes de la salida del sol. El barrio estaba en silencio, cubierto de niebla fría y húmeda. 

Nova abrió los ojos sin una pizca de sueño, su estómago gruñó del hambre. Aún tenía puesto el uniforme, ahora aún más arrugado y sudado que cuando había llegado. Sabía que no iba a poder usarlo, después de todo le quedaba poco tiempo para lavarlo y secarlo antes de las clases -y ni siquiera iba a intentar hacerlo- . Se sentó y miró sus pies, repasando el día anterior.

Se había acostado con su mayor enemiga. 

Con la persona más irritable y orgullosa que había conocido en su vida.

Con la chica que se había resignado a detestar.

Con Park Hyori.

Se quitó el apestoso uniforme y lo lanzó al cesto de la ropa sucia, dejando el blazer sobre una silla. Aún cuando olía a ella, era la única pieza más o menos limpia que quedaba, y podía tratar de quitarle el aroma antes de clases.

Luego de una ducha, Nova se dio cuenta que no era solo la ropa, su propia piel olía a café. 

Sin nada para hacer, en un mundo aún dormido, se acostó y trató de encontrar respuestas a sus preguntas. Para empezar, ¿por qué la había besado? 

Sabía bien que la deseaba, pero no era una excusa. Se había olvidado de la idea tiempo atrás; Hyori definitivamente era un imposible en ese aspecto. ¿Verdad? Y aún así, su primer impulso fue besarla. Y cedió ante él.

Le bastó saber que ese cambio en su aroma era su celo, y que la deseaba tanto como ella misma lo hacía, para ceder. Y ¿Para qué? Hyori iba a culpar a su celo si hablaban. 

Probablemente Hyori solo la había deseado porque estaba en celo, pero Nova no tenía excusas.

¿Por qué Hyori olía como lo hacía su pareja destinada en sus sueños? ¿Por qué su mente las asociaba? ¿Siquiera recordaba tan bien esa scent o era solo un error?

Y Hyori… Ella era una persona diferente a quienes solían atraerle. Tan arrogante y agresiva, siempre dispuesta a responder de mala forma, siempre honesta -aún cuando no debería serlo-. No le temía a nada ni nadie, hacía lo que quería cuando quería. 

¿Por qué le gustaba alguien tan… receta para el desastre?

Porque eso era Park Hyori.

Llegaba y los problemas llegaban con sus pasos. Era la persona más atractiva que había conocido, y la más mordaz. Cruel cuando se enojaba, dispuesta a golpear -literal y metafóricamente- donde pensaba que más dolería, pero también dulce cuando se le antojaba serlo (y con quién se le antojaba, obviamente). Era irresistible si lo deseaba, invisible si lo necesitaba. Y era la suma de todas las cosas que podían romperle el corazón. 

Claro, si es que sentía lo suficiente por ella.

Y Nova no lo hacía. No se permitía hacerlo.

Había tenido sexo con Hyori, sí, pero como lo habría tenido con cualquier otra persona atractica y en celo que se lo propusiera ¿verdad? Porque su alfa era demasiado salvaje y pasional como para negarse. Y no la había besado porque le gustara, porque deseara con todo su ser hacerlo aunque fuese una vez. Y los sueños eran solo sueños y ella solo estaba confundiéndolos con la realidad. Era normal.

Todo esto era culpa de Hyori.

Además, ellas tenían un historial, y no iban a olvidarlo por una conversación a medias y un revolcón. 

Con el estómago apretado y una sensación horrible en el pecho, Nova se convenció de que todo estaba bien. Y que Park no era –Hyori–, ni la clase de persona que se quedaba pensando en la consecuencia de sus acciones. 

Porque ella iba a seguir siendo con quién se amenazaba e insultaba ante la mínima diferencia, hasta que cada una siguiera su camino. 

El colegio terminaría en unos cuantos meses, y no volvería a verla. No valía la pena preocuparse ¿verdad?

La alarma de sus padres sonó. Nova fingió que dormía hasta que olió el desayuno.


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