Capítulo 38

Bueno, “besarla” es mucho decir. Apenas fue un beso. 

Unió sus labios por un segundo y se alejó, dejando el calor de su respiración rozarle la nariz como despedida. Nada más. Cuando abre los ojos, Nova seguía tan cerca de su cara como antes, pero ya no lucía tan confiada. Parecía aterrada de su propia decisión, con los ojos como platos y llenos de excusas por decir.

Pero Hyori no estaba aterrada, y no pensaba dejarla salirse con la suya.

Ahora podía ponerle una palabra a lo que sentía en ese momento. Atracción mutua. Y si Black pensaba que podía obligarla a reconocerlo para después arrepentirse como cobarde, estaba equivocada.

Cruzó un brazo detrás de su cintura y la atrajo hacia ella, algo brusca pero firme. Ella la pasa por media cabeza, así que Nova tiene que levantar la vista para poder enfrentarla, y por primera vez Hyori encuentra su mirada con una sonrisa.

–¿Darme un beso y asustarte? Bravo. 

Sus palabras se asientan en el silencio entre ambas, Hyori podría jurar ver que el desafío despertó algo en ella, pero también hay indecisión en sus ojos. Demasiada. Por eso afloja el agarre en su ropa, mientras mil palabras ruedan en su mente.

Detesta ser desconfiada, el sentimiento se parece demasiado a la inseguridad y Park Hyori no puede permitirse ser insegura. Débil. No frente a Nova al menos.

Mil palabras, cargadas de duda y recelo, ruedan por su mente una y otra vez. 

¿Estaba jugando con ella? ¿Había caído de nuevo? Para empezar, ¿por qué había confiado en sus palabras? ¿realmente era tan crédula o Nova era buena actuando? ¿Por qué le había permitido besarla? ¿Por qué la dejaba estar en su sala siquiera? ¿Por qué decidió aferrarse a ella? Debía pensar.. ¿Había adivinado que ella creía que había atracción mutua entre ambas? Iba a usarlo en su contra ¿cuándo? Aunque, no tenía pruebas… ¿verdad?

Mil palabras dan vueltas en su cabeza, al menos hasta que Nova decide romper la distancia que ella intentaba reponer.

No la besa, no se aleja. Un paso hacia adelante, siguiendo con el cuerpo la mano ajena que aún está suspendida en el aire. Le mira los labios como si tratara de decidirse de una vez y Hyori odia con toda su alma esa mirada. Después de todo, la duda en ella solo tiene dos respuestas posibles. 

¿Nova desea besarla o no?

–Dejá de dudar tanto.

Y odia lo suplicante que se escucha su voz, pero no hay más testigos de sus palabras que ellas, y se permite que no le importe. Una vez.

–Si te vas a ir…

Nova no la deja terminar sus palabras.

Hunde su mano entre el cabello húmedo, atrayéndola con más suavidad que cualquier toque que alguna vez intercambiaron. El corazón acelerado se le sube a la garganta y el cuerpo se le estremece desde adentro mientras se aferra a ella como puede. Sabe que Hyori se siente igual en ese momento, sobre todo cuando sus manos temblorosas se apoyan, apenas, contra sus mejillas.

Le toca el rostro como si fuese de cristal frágil, con la punta de los dedos y terror de romperla. Sin saberlo, le manda escalofríos por todo el cuerpo. 

Nova está parada sobre las puntas de sus pies, pero se estabiliza rápidamente y no titubea al levantarla desde los muslos, instándole para que la envuelva con sus piernas. Apoya su espalda contra la puerta cerrada y la escucha suspirar. 

Es el primer beso que comparten, y está cargado de tanto anhelo como de nostalgia. La clase de nostalgia que es difícil de reconocer, que se difumina como parte del fondo, donde otras emociones son las protagonistas. La clase de nostalgia que casi carece de sentido.

Hyori parece querer fundirlas, apretandose en torno a ella, con las piernas enganchadas en sus caderas y nada de espacio entre sus torsos. Tiene las manos hundidas en su cabello, trazando líneas y círculos irregulares entre los rizos negros, tirando apenas para atraerla aún más cerca. Nova gruñe contra su cuello cuando lo hace, aunque sin el más mínimo rastro de amenaza. Gruñe porque no está acostumbrada a que su propio lobo sea tan intenso, tan cargado de deseo (ni siquiera en sus propios celos). 

Gruñe contra la curva de su oreja y ella le gruñe en respuesta, frotando la nariz contra su cuello.

Y Nova descubre que le encanta escucharla gruñir de esa forma.

¿Posesiva? ¿receptiva? no le interesa realmente. 

En algún momento comienzan a caminar al piso superior de la casa. Hyori guiándola por la corbata, como si de soltarla fuera a huir. La habitación estaba inundada por su aroma, con las sábanas grises desordenadas, enredadas entre camisetas arrugadas y almohadones desperdigados. Los nidos de Hyori al parecer eran un desastre. 

No pudo husmear demasiado, demasiado ocupada tratando de desatar el nudo de la molesta bata de baño de Hyori, que parecía divertida viéndola luchar.

–¿Te ayudo?– pregunta con burla. Nova solo rueda los ojos en respuesta. Estaba sentada sobre ella, pero se pone de pie para deshacerlo, sin dejar que su bata se abra ni un poco. 

–Bragas de abuelo– aprovecha para molestarla, por si acaso. Hyori le saca la lengua y vuelve a sentarse sobre su falda. 

No le da vergüenza que la vea desnuda, no sería la primera vez que alguien lo hace, pero quitarse la ropa frente a ella la hacía sentir en una clase de strip-tease show, y las cosas ya eran lo suficientemente extrañas. A Nova no parece importarle de todas formas al recibirla de regreso, se deshace de la prenda con los ojos cerrados.

Solo cuando baja las manos por sus caderas nota que no hay nada. Con una sonrisa enorme, la abraza por la cintura, rodando hasta quedar sobre ella. 

Hyori parece divertirse con su reacción, riéndo sobre sus labios como si fueran cómplices de un mismo crimen. 

En secreto, una parte de Nova se pregunta si Hyori lo percibe así. Si lo que pasa entre ellas luce como algo que roza lo ilegal, lo punible. Quizás se lo pregunta porque hasta para ella -que había fantaseado con besarla más veces de lo que podía admitir- estar juntas en ese momento es inverosímil.

Manos ansiosas, ciegas, le recorren la cintura del pantalón hasta encontrar los botones de la camisa. Tira de ella hasta dejarla fuera del pantalón, y luego una vez más para abrirla.

–Menos mal que son botones a presión, bruta–. Hyori la ignora por completo, sus ojos fijos en la piel expuesta. Despacio, pasea las manos por su abdomen con una expresión relajada, conforme. –¿Te gusta lo que ves, Park?

La altanería logra llamarle la atención, pero si Nova piensa que va a responder con algún insulto, se lleva una sorpresa; porque Hyori la mira directo a los ojos, con la mirada más honesta y abierta que puede darle. Cuando sabe que tiene toda su atención, se despereza, recogiendo su cabello para evitar acostarse sobre él. Lo deja esparcirse como una corona negra entre las sábanas, plateadas bajo la leve luz del sol. Descansa su espalda sobre la superficie mullida y deja que sus muñecas se crucen sobre su cabeza.

Nova tiene los labios entreabiertos pero ni un sonido sale de su garganta, así que Hyori se permite susurrar, sabiendo que va a ser escuchada.

–¿Te gusta lo que ves, Black?

Sus palabras fueron seguidas por un silencio, los ruidos de la calle colándose por la ventana. Hyori le arruga la camisa entre los dedos, acercándola con los ojos fijos en sus labios, y ella se deja llevar. 

Sin embargo, no la besa.

Con la punta de la lengua dibuja una línea en su cuello, serpenteando cerca de su lóbulo; solo un momento, pero le envió escalofríos por todo el cuerpo. 

–Esta es la única vez que lo hacemos– sentencia contra su piel erizada. Sus narices se rozaban cuando se miraron a los ojos.

–Por supuesto– murmura en respuesta.

Ceden a sus deseos antes de pensarlo demasiado.

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