Capítulo 37

Hyori entendía.

Desde luego, tenía muchas cosas para pensar ahora que había escuchado su parte de la historia. Y sí, tenía muy en claro que su relación no iba a cambiar de un día para el otro. Y, sí, intuía que, con el paso de las horas, iban a surgir más preguntas, más acotaciones. Y sí... sabía que ella también iba a tener que disculparse por un par de cosas.

Pero ese día ya era lo suficientemente agotador para su cuerpo por su cuenta. No necesitaba agotar su mente también.

–Nova, quiero estar sola– habló, reuniendo toda la calma que podía. –Es mucha mierda acumulada, y aunque haya cosas que… Lo que quiero decir es que, fuera del rencor que te pueda tener, seguís siendo un chihuahua desesperante y una parte de mi sigue queriendo patearte el culo.

–Porque vos sos calma como un arroyo ¿no?

–No lo estás arreglando– advierte.

–¿Quién me acaba de llamar chihuahua?

–¡Solo quiero hablarlo en otro momento! pero tenés la boca tan floja como siempre, ¿verdad?– la acusa, frustrada.

–Tendré la boca floja, pero no los calzones– imita Nova, cruzándose de brazos contra la puerta cerrada. 

Hyori rueda los ojos, un gruñido resonando en su garganta. Sin perder ni un instante, camina con firmeza hasta ella y la toma por el brazo.

–Ahora entiendo por qué me gusta golpearte– murmura, forcejeando con su cuerpo para abrir la puerta. Su aroma, familiar pero no familiar, comenzaba a molestar a su lobo. –Y de todas formas, no voy a discutir con vos si me acuesto o no con mi mejor amigo. No tengo por qué hacerlo.– resalta. –Salí de acá antes de que te baje los dientes

La alfa parecía resistirse a su peso, igualmente irritada.

–Siempre amenazando ¿eh Park?– pregunta. –Ni siquiera recuerdo por qué quería ser tu amiga en primer lugar. Y puedo ser un chihuahua pero vos sos un caniche y eso es peor. 

Solo para provocarla, pone su mano sobre la cabeza de la omega y le revuelve el cabello, enfatizando sus palabras. La chica se congela en su lugar, y ella no duda en rascarle el mentón como a un perro cualquiera, acunando su rostro por un segundo. 

–Te la pasas ladrando y gruñendo ¿huh?

Hyori se aparta de su toque casi al instante, cuidando no mirarla a los ojos. Como si, de hacerlo, Nova fuese a adivinar cosas que ella ni siquiera podía nombrar.

–Y vos te la pasas sacándome los nervios,– le contesta, peinándose con los dedos. 

Respirando profundamente, se concentra en componerse y retomar el control. Solo cuando lo logra la mira a los ojos, señalando la puerta. Está siendo todo lo civilizada que puede ser, de verdad, pero necesita a Nova fuera de su casa en ese instante.

–No es un buen momento para hablar ahora mismo, fuera de mi casa.

–¡Nunca es un buen momento!– replica la alfa, aparentemente ajena de sus esfuerzos. –Es el final de tu celo, no de tu vida, y nos apañamos para hablar civilizadas hasta este momento ¿No podemos sentarnos tranquilas un rato y terminar nuestra conversación?

–Mentí, Black– murmura.

La vergüenza le prohíbe mirarla a los ojos, aún cuando sabe que el celo no es algo vergonzoso per se. Nova también tenía celos y nadie se burlaría de ella por eso. Nadie se reía de que Alfas y Omegas tuvieran celos. Pero, entonces ¿por qué la idea de que ella supiera se le hacía tan vergonzosa? 

No quería responder esa pregunta.

–¿O sea que sí es un buen momento para hablar?

Nova Black era una idiota.

Humedad bajaba por la parte interna de sus muslos. Seguramente era apenas una gota rodando lentamente, pero se sentía como un río, y aunque sabía que no podría verla (la bata le llegaba a las rodillas), Hyori no podía evitar la mortificación que la azotaba.

–Mentí con que es el final de mi celo. No que te importe– puntualiza. –Fuera. De. Mi. Casa. Ahora

La orden le salió cruda y firme. 

Nova no pareció demasiado impresionada de todas formas, aunque por alguna razón su aroma se había intensificado.

Apretó las manos en puños, obligándose a no acercarse a la alfa -a permanecer en donde estaba, sin seguir el aroma, sin respirarlo-, y el tiempo parecía haberse detenido. El espacio entre ambas lo llenaba un silencio tenso, extraño, y Hyori podía imaginarla al borde de la carcajada. 

Seguramente se había dado cuenta de sus pensamientos, de que su aroma no le resultaba tan desagradable como solía decirle, seguramente estaba esperando una buena idea para burlarse de ella, algo con lo que molestarla antes de irse. 

Pero cuando rompe el espacio entre ambas lo hace con silencio y pasos lentos. No se anima a mirarla hacerlo, pero a ella no parece molestarle. Se detiene cuando está casi pisándola. Hyori no retrocede ni un centímetro, sus ojos clavados en alguna parte de la ventana más cercana.

–O qué– desafía, finalmente atrayendo su atención.

–¿Qué?

–Si no me voy,– remarca, sus ojos fijos en los de Hyori, –¿qué vas a hacerme?

De repente, su garganta se siente tensa, apretada. Traga saliva e intenta sonar amenazante al contestar un –Se me ocurren varias cosas, Black–. Pero ella parece más entusiasmada que asustada.

–A mi solo una– suelta, antes de estirarse en puntas de pie para besarla.


Comentarios

Más populares!

Index!

"Alfas" (índice)

Capítulo 4