Capítulo 30

Corrió detrás de la imbécil sonriendo de oreja a oreja. 

Se lo había puesto fácil, le había dado la razón que buscaba. 

Para dejar de pensar en ella más de lo necesario. Para detestarla un poco más, al menos durante esa noche. Con eso le bastaba.

Iba siguiéndola de cerca, con un rastro de gotas frías a su paso, cuando un olor desagradable la hizo voltear. 

Un omega bastante alcoholizado parecía estar juntando un poco de cada bebida disponible en un vaso gris, formando una mezcla cuyo olor le ardía en la nariz y revolvía el estómago. Le robó el vaso de la mano.

–Hey!– lo escuchó gritar a sus espaldas. 

Giró para que la vea escupir dentro de la mezcla.

–Ya no podes tomarla, de nada

Delante de ella vio la puerta cerrarse, Nova acababa de salir al patio. Cuando la alcanzó no se molestó en hablar, solo soltó el vaso sobre su cabeza.

–Ups, creo que me tropecé 

El plástico gris flota unos segundos en la piscina, el vaso se llena y finalmente se hunde, Hyori no piensa huir.

Espera que la alfa la enfrente, sus brazos cruzados en el pecho. Nova tarda unos segundos, pero finalmente se gira. Luce calmada mientras la melaza apestosa le rueda por el rostro y cuello, filtrándose en su ropa de a poco. 

No aparta la mirada cuando lame una de las gotas de su comisura.

Y luego sonríe.

–Que fácil es enojarte, Park...– comenta ladeando el rostro, –confundida–, poniendo ojos de cachorro.

Y Hyori realmente la detesta en ese momento.

–No estaba haciendo nada, ¡No estaba haciéndote nada!– grita. –¡Qué mierda te pasa!

Nadie en el lugar les prestaba atención, pero Nova se inclina, confidencial, hacia ella.

–Deberías agradecerme– señala. –Hasta donde yo estaba podía verte, casi moviendo la cola como un cachorro feliz, con esa beta… Te estabas avergonzando, te di una excusa para dejar de hacerlo, de nada. 

–Qué…

–Ahora entiendo por qué Heather no dudó en engañarte– la interrumpe. –No le importaba perderte, solo tenía que batir las pestañas y culparme para volver tenerte a sus pies

Furiosa, herida y confundida, sus palabras le ardían en los ojos cuando la empujó con todas sus fuerzas. Su caída se sumó a los chapoteos en la piscina, gotas de agua salpicando las botas de la omega. Nadie les prestaba atención.

Cuando pensaba entrar a la fiesta de nuevo, y quizás avisarle a sus hermanos que regresaba a casa, es cuando lo nota.

Nova está agitándose sin sentido en el agua, rodeada de gente borracha que no ve la desesperación en su rostro. Que no escuchan su pánico sobre la música.

Nadie nota que no es una broma.

Y Hyori no duda un segundo en lanzarse a sacarla.

Logra tomarla de la camisa a pesar de los golpes desesperados que da, y como puede, tira de ella hasta el borde más cercano. 

Hyori no es una rescatista experta, ni siquiera una excelente nadadora o algo por el estilo. Pero no iba a perder tiempo pidiendo ayuda a borrachos cuando podía hacer algo.

Sintió los dedos de la alfa clavarse en su piel y se forzó a ignorar el dolor, encerrándola contra los azulejos blancos y sosteniéndola tan fuerte como podía. 

Si no estuviese igual de asustada podría burlarse de ella. 

En su lugar, la tomó por la barbilla.

–Black, mirame– ordena con fuerza. 

A duras penas, la chica logra fijar sus ojos desorbitados en ella. Los labios le tiemblan, murmurando cosas inteligibles entre toses y agua.

–Estas bien, no te ahogaste,– afirma sin despegar su mirada, transmitiendo toda la tranquilidad que puede. –Estás bien– insiste.

Empuja sus cuerpos juntos, instándole a notar la pared a sus espaldas, y las manos de la chica de inmediato se aferran al borde de metal. 

No puede hacer demasiado para subir desde ahí, pero si logra calmarse y mantenerse a flote, Hyori podrá salir y ayudarla desde fuera. 

Nova se aferra al metal resbaladizo, sus codos descansando sobre los hombros de la omega, que le insiste en respirar juntas. 

Tiene el corazón desbocado, el cuerpo tembloroso y miedo en el pecho, pero se esfuerza por concentrarse en el agua que rueda por el rostro ajeno. La mano cálida de Hyori le acuna la mejilla con cuidado.

La piscina tiene luces, así que ambas se ven mutuamente y con detalle. Ojos dilatados, pieles erizadas, narices a puto de tocarse y una maraña de reflejos brillantes jugando sobre sus perfiles. 

Hyori sonríe con calma.

–¿Estás más tranquila?– pregunta en voz baja. 

Nova asiente apenas, pero parece más consciente y tranquila, así que Hyori se aleja de ella, nadando hasta una escalera para salir. 

Dejando un rastro de agua por todas partes, camina por el borde de la piscina hasta llegar junto a ella de nuevo. Sus botas rechinan tras cada paso, sobre todo cuando se agacha para ayudarla a salir del agua, pero no le da importancia. Lo único que quiere es alejarse de todo eso.

Y lo hace.

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