Capítulo 29

No dejaba de moverse, parecía algo un poco de otro mundo y la tenía absolutamente hipnotizada con cada paso. Cruzaron miradas unos minutos, Nova se resistió al impulso de deshacer la distancia entre ambas. 

Le picaban el cuerpo por enseñarle una lección, mostrarle que no podía mirarla de esa forma y luego insultarla en los pasillos como si nada. Que no podía simplemente actuar como si no pasara nada, como si fueran desconocidas. 

No cuando había un mundo de personas a su alrededor, y solo tenían ojos para la otra.

Hyori dejó de mirarla y al fin pudo respirar.

Una chica la estaba observando, su expresión embelesada y deseosa la hizo sentir molesta. Envidia recorriéndola de pies a cabeza al verla avanzar sin dudarlo, al verla apoyar sus manos sobre Hyori con decisión, al verla ser aceptada.

Le sonrió como si se conocieran.

La beta le apoyó la nariz en el cuello y Nova dejó de mirar.

La arcilla y el café quedaban mal de todas formas. 

Relajando su expresión, probó observar a la gente bailando. Detestaba no tener el control sobre su mente, y las señales confusas que no la ayudaban a decidirse, y la forma en Hyori parecía decidida a mal-interpretar cada cosa que salía de su boca, y su propio gusto por enfurecerla. 

Detestaba verla hablar con todos excepto con ella, antes y ahora; mirar hacia atrás sin recordar un minuto de gentileza entre ambas.

Mirar hacia atrás y no poder distinguir el enojo del deseo. 

Mirar hacia atrás y tener miedo de lo que podía ver.

Un par de canciones después sus ojos volvieron a Hyori. Estaba asintiendo, una sonrisa suave entre los labios rosados, siguió a la desconocida con la mirada mientras se alejaba a la cocina.

Sin pensarlo dos veces, Nova caminó directo a la boca del lobo.

El ruido de la fiesta la camuflaba, y parecía demasiado perdida en sus pensamientos como para olerla. Cuando llegó cerca sonrió satisfecha.

Vació lo que quedaba de su bebida dentro de la camiseta. 

La chica dio un pequeño salto en el lugar, estremeciéndose mientras trozos de hielo bajaban por su espalda. 

La tela comenzó a pegarse contra su piel.

–Oh... me quedé sin bebida, que pena– comentó Nova, mirando su vaso con tristeza. Se perdió entre las personas con toda la rapidez que la elegancia le permitía.