Capítulo 28

Yoonjun había desaparecido escaleras arriba con un beta, Emilia y Dohyun estaban demasiado ocupados hablando entre sí y Seth se había ido hacía rato, solo, hacia la pista (lo cual era, mínimo, extraño de su parte). 

Por eso, Hyori se movía con los ojos cerrados. Quizás era extraño, pero estando sola se sentía más libre. No debía esforzarse por coordinar pasos con nadie ni cuidarse de no tropezar o pisar. Simplemente era ella y la música, entendiéndose como una fusión. 

Dejó caer la cabeza hacia atrás, sus brazos subiendo a ciegas como si tratara de tocar el candelero de cristal, mientras giraba, imaginó que el sudor en su piel brillaba pintandola en neon. 

Si alguien la miraba ella no lo sabía, tenía los ojos cerrados. 

Al menos hasta que un escalofrío le erizó la piel.

Giró la cabeza un poco y la encontró.

Nova estaba apoyada en la pared.

Tenía las piernas cruzadas, con jeans rotos y zapatillas blancas impecables (evidentemente no había bailado). Llevaba una remera lisa y blanca, debajo de una camisa negra, y de no ser por el vaso lleno y los ojos vidriosos, casi parecía indiferente a la fiesta. 

Podría haber estado bebiendo gaseosa en el cumpleaños de una sobrina e iba a encajar en el ambiente de todas formas.

Ceño fruncido, ojos intensos, mandíbula apretada.

Había visto esa combinación más veces de las que podía contar con los dedos de sus manos, pero esta vez, los detalles la descolocaban; cómo la tensión le encuadraba los hombros, la forma rígida en que sostenía el vaso y se lo llevaba a los labios, la tranquilidad en su quietud, engañosa como una serpiente.

Sus largos dedos parecían firmes y suaves, sin doblar la superficie, sin dejar de lucir tensos. Mentiría si dijera que intentó evitarlo. Mentiría si culpara al poco alcohol que había bebido.

Hyori cerró los ojos y le dio la espalda. Su mente podía ser una mierda muy imaginativa.

Porque… Había peleado con Black infinidad de veces, ¿verdad? 

Sabía perfectamente cómo se sentían sus manos apretándose en ella, aferradas a sus muñecas, amenazantes en su cuello. Las conocía inmovilizándola bajo su peso, y también tratando de escapar de las suyas. 

Conocía la rudeza de su enojo, la explosión de su ira, y la forma en que sonaba su respiración al acelerarse cerca de su cuello. 

Hyori cerró los ojos y le dio la espalda, y su mente podía ser una mierda cuando quería. 

Y en ese momento, quería pensar en Nova. 

Y en la forma en que sus ojos parecían verla solo a ella.

Y en la pregunta que daba vueltas alrededor de las manos tensas.

Porque conocía su enojo y su frustración, la fuerza que contenían.

Porque su mente podía jugar con sus recuerdos, pero parte de ella no quería solo imaginar. 

Y ¿Cómo se sentiría la gentileza en esas manos?

Las recordó relajadas sobre su propio abdomen, recostada bajo el cuerpo delgado de Han, y trató de concentrarse en eso. 

En imaginar cómo se habrían besado esa noche, en alimentar el enojo que ya llevaba demasiado tiempo sin recorrerla.

En cualquier idea que la ayudara a no olvidarse quién era Nova Black.

Siempre había perdido el control cuando estaban cerca, su adrenalina predispuesta a llenarla en instantes al escuchar su voz, lista para reaccionar ante la menor provocación. Debía recordar quiénes eran, y por qué la gentileza de sus manos no era su asunto.

Y aún así, solo quería ir a donde se paraba con altivez y empujarla. Volcar su tediosa bebida en el suelo y tomarla por el cuello de la camisa. Enfurecerla, amenazarla, dejar de sentir su mirada clavada en su espalda, dejar de estremecerse al pensar en ella. 

Quería hacerla enojar y ver su sonrisa arrogante, quería borrarla de su rostro de alguna manera. De solo una manera.

O un par…

Unas manos suaves y amplias se apoyan en su cintura y la sobresaltan, obligándola a abrir los ojos. Se estremece y las manos se aprietan a su alrededor.

Ella la dejaría moldearla a su gusto, la certeza es abrumadora.

Aspira el aroma a arcilla. 

Cuando gira, alarmada, se encuentra con unos hermosos ojos verdes. 

La beta frente a ella es atractiva, con su piel pálida y sonrisa encantadora. Hyori le sonríe de regreso, aferrándose a los hombros desconocidos. Y no puede evitar la decepción que siente, pero sí puede ignorarla. La chica apoya la punta de la nariz contra su cuello, ella retuerce un mechón ajeno entre sus dedos. 

Es una mentirosa y una negadora. Y lo sabe.

Pero no piensa perder la batalla consigo. 

No siente nada por Black más que enojo, y ese es el fin de la historia.

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