Trilogía Cánidos

Termina de estirar el vestido y suspira. Realmente no está con ánimos para una cena formal, o quizás el vestido es lo que la pone de mal humor.  Sea como sea, no tiene muchas opciones (de cosas para hacer, o tiempo para vestirse de nuevo). Hyori elige concentrarse en el plan que tiene delante de ella. La actitud de Dohyun despertó su curiosidad. ¿Acaso su pareja era alguien obsesionado con la limpieza? ¿O ellos le daban vergüenza en estado natural?  El estridente sonido del timbre la asusta, haciéndola soltar los ganchos del colgante que intentaba ponerse. Intenta meter la mano bajo el mueble donde voló el pequeño relicario de estrella mientras escucha un "¡Voy!" de su hermano mayor, pero las rodillas se le llenan de arena y decide incorporarse.  No piensa volver a intentar ponérselo de todas formas, esa cosa le recuerda demasiado a tardes de otoño que prefería olvidar y manos suaves, prendiendo ese mismo collar.  Su cabello ya no está húmedo cuando lo empuja hacia atrás, atá

Eugene sale del departamento con pasos apurados. Parece inquieto, ansioso, y revisa su celular cada par de segundos. Cuando no mira la pantalla, sus ojos se pierden en la calle, buscando.  Las vueltas que da en la vereda se vuelven cada vez más rápidas.  Años atrás, lo había visto por primera vez. En ese momento, llevaba el cabello corto, rapado en la base, tan blanco como ahora, y el uniforme escolar. Quizás no era tan alto, él no recordaba más que las cosas superficiales de ese día.  Había caminado hasta donde estaban hablando, le había revuelto el cabello a Viktor, que se giró y lo abrazó con fuerza. Después se enteró que eran hermanos.  Odiaba cuando tocaban a Viktor. Y aunque al principio había pensado que era algo bueno conocer a su hermano, no tardó demasiado tiempo en odiar a Eugene. Después de todo, que se hubiesen alejado era su culpa también. Pero no podía hacerle daño. Un amante casual, un amigo con malas intenciones, un desconocido que intenta ser más que eso, todos ellos